Por Herbert Mujica Rojas

No brilla por ningún lado, mayor luz o fanal potente, en el Congreso cuya penumbra existe por estos días.

Por eso el pueblo, de todos los modos posibles, expresa su repudio a los precarísimos habitantes en Plaza Bolívar.

El 28 de julio el presidente Vizcarra propuso entre sus reformas constitucionales la NO REELECCION de congresistas. Es decir que terminado el período que alcanza hasta el año 2021 retornasen a sus domicilios para no seguir constituyendo estorbos públicos.

Si hay escasez de inteligencia, no ocurre lo mismo con la picardía y el ingenio. La trapisonda no es ajena a la formulación parlamentaria y una clara muestra del aserto es lo siguiente:

“Art. 90-A Los parlamentarios no pueden ser reelegidos para un nuevo período, de manera inmediata, en el mismo cargo”.

Es decir que quien postule para senador siendo actualmente congresista, carece –de acuerdo al texto- de impedimento.

En buen castellano las vacas sagradas, los parlamentarios-curul, esos que han entendido que su centro de convenciones y elucubraciones, diversiones e influencias es el Congreso, sí poseen la puerta abierta. Y el mismísimo 2021.

¡Poco importa que su “labor legislativa” sea de una pobreza escandalosa! Que su paso por el Parlamento haya sido un oscuro túnel de mediocridades, eso sí, avituallados de batallones de secretarias, tropas de asesores, choferes a disposición y servilismos que los protocolos prescriben para referirse a ellos. ¿Cómo abandonar esos privilegios? Ni qué decir de paga puntual o negocios conexos.

Sólo los 50 senadores de una supuesta “Cámara reflexiva” constituyen violación de la propuesta presidencial del 28 de julio. A eso hay que añadirle el aderezo burocrático inevitable que será llenado por amigotes y parientes de sueldo completo o parcelado.

El espectáculo no puede ser más horrendo pues muestra la esclerosis política peruana en toda su crudeza. Imposible hacer política si no es arrimados a la cansada ubre del Estado que pagan los contribuyentes para quienes casi nunca hay beneficios directos o indirectos, más bien son ajenos a aquellos.

Poco a poco, con la convicción informativa que dan los días, será un deber votar contra la bicameralidad en el referéndum. Y de ese modo los reeleccionistas y vacas sagradas no podrán ser reelegidos “en el mismo cargo”. Amén.

 

05.10.2018