Por Jans Cavero*
Culminó el referéndum con un resultado contundente e incuestionable. Podría realizarse una evaluación multidimensional del proceso desde diversos enfoques interpretativos, sin embargo, considero fundamental ingresar al debate público sobre las acciones que como ciudadanía, organizaciones políticas y sociales, debemos agendar. La consigna es muy simple, aunque su operatividad algo compleja: Se requiere un nuevo pacto social, otra Constitución Política, capaz de instaurar las reformas que exige la gobernabilidad del sistema político peruano.
Las reformas que se requieren son de diversa índole: Económicas, políticas, ambientales, sociales, tecnológicas, culturales. Por cierto, se trata de una tarea compleja en la que debe primar una visión de conjunto que rompa las preferencias u opciones individuales o corporativistas que en nada contribuyen al interés general. Intelectuales plantean cambios constitucionales, gremios y sindicatos reivindican pliegos, organizaciones sociales y políticas también; no obstante, no se evidencia capacidad de incidencia para insertar en la agenda pública las propuestas vertidas.
Tomando en consideración las diversas reformas planteadas, sólidas y no sólidas, parciales o totales, razonables o irrazonables, hay 3 vías cuando menos para concretizarlas: Asamblea Constituyente, referéndum, iniciativa de reforma constitucional ciudadana. En cualquier caso, se trata de enmarcarnos y transitar por un proceso constituyente, sincerando que lo de “nueva” Constitución no necesariamente significa la enmienda de cada uno de los 206 artículos que tiene la vigente.
La convocatoria a una Asamblea Constituyente es un camino ideal, probablemente más articulador, pero también complicado. Su existencia no significa que el Congreso de la República debe cerrarse o clausurarse, pues éste aprueba leyes, mientras que aquella elabora y aprueba una constitución, de forma tal que la coexistencia de ambas instancias, con funciones distintas, resulta perfectamente posible. En el Perú no hay regulación normativa sobre cómo se convoca una Asamblea Constituyente, qué requisitos hay que cumplir, cuáles son los plazos, procedimientos, entre otros aspectos. En Colombia y Bolivia, por ejemplo, es el propio texto constitucional que establece disposiciones sobre la asamblea constituyente.
El referéndum lo hemos experimentado el pasado 09 de diciembre y sabemos cómo es el proceso. En el Perú está pensado para la aprobación o desaprobación de normas, y no así para la adopción de políticas públicas, o para tomar una decisión política de carácter vinculante, que no esté plasmado en norma. Sí debe quedar claro que la propuesta de referéndum se circunscribe a la reforma constitucional prevista en el artículo 206 de la Constitución Política.
Para la tercera vía, se requiere un proyecto de ley de iniciativa ciudadana suscrito por el 0.3% de la población electoral nacional. De este modo, la ciudadanía se organiza, prepara el texto de reforma constitucional, recolecta las firmas que deben acompañar, y luego se presenta al Congreso de la República para su aprobación. Una de las ventajas de esta vía es que si el Proyecto de ley es rechazado en el Congreso puede ser sometido a referéndum. Asimismo, cuando los promotores juzguen que al aprobarla se le han introducido modificaciones sustanciales que desvirtúan su finalidad primigenia podrán solicitar referéndum para consultar a la ciudadanía sobre su aprobación.
Ahora bien, habiendo hecho una aproximación tangencial, ¿por qué reforma empezamos o cuál es prioritaria? Las reformas son todas importantes y transversales. Sin ánimo de adelantar opinión, en el ámbito de la reforma política se pueden mencionar los siguientes temas: Bicameralidad, revocatoria congresal, limitación de las prerrogativas parlamentarias, antejuicio político, cuestión de confianza, voto de investidura, censura ministerial, disolución del Congreso, responsabilidad penal del Presidente de la República, entre otros.
Sobre esta base, urge deliberar para continuar con los cambios sustanciales que requiere un nuevo Perú. Para este propósito hay que considerar diversas variables: diseño de la organización para liderar el proceso, articulación socio política, actores estratégicos y operativos, elaboración de propuestas de reforma, haciendo hincapié en el qué pero también en el cómo, financiamiento, sensibilización, medios de comunicación, vocerías y liderazgos. En fin, hay mucho por hacer.
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