Herbert Mujica Rojas

Como en Perú llueve para arriba y eso no asombra a nadie, imaginemos, sin ningún parecido con la realidad ni ajenos al terreno de la ficción, que a un grupo de ciudadanos le apliquemos un nuevo método de medir su hambre: ingesta por inteligencia.

 

mono comiendo

 

En castellano mondo y lirondo a mayor IQ (Intelligence Quotient-Cociente Intelectual CI), puerta más grande para una ingesta de altísima calidad y cantidad.

El Cociente Intelectual (CI), en inglés Intelligence Quotient (IQ), es un valor que resulta de la realización de un test estandarizado para medir las habilidades cognitivas y la capacidad intelectual de una persona (la inteligencia) en relación a su grupo de edad.

De resultas que A más inteligencia, más ingesta.

A menos inteligencia, menos banquete (¡y con la suya!).

La información pública y accesible sostiene: ¿Cuánto es un IQ normal? Considerando que un IQ promedio es de 90 a 109 puntos, un IQ alto está entre los 110 y 119 puntos y, un coeficiente comprendido entre los 120 y 129 puntos se considera inteligencia superior al promedio.

En nuestro imaginario grupo de ciudadanos ¿cuántos han demostrado poseer algo más de 50 de IQ?

Los números no mienten. Si el promedio normal es 90 a 109 puntos, que un grupete apenas si esté por encima de 50, ya es un problema gravísimo porque hablamos de seres dotados deficitariamente del 50% de lo normal.

Otra pregunta urticante. Aunque vamos viendo que no pasan la medición Ingesta por Inteligencia ¿por qué los ciudadanos tienen que pagar a quienes ganan sueldos muy altos, sus alimentos finos y en mayores cantidades?

Contrario sensu. Si los ciudadanos de ese grupo exhiben inteligencia menos que deficitaria, entonces NADA pueden reclamar y que busquen menú, con la suya –para eso les paga el pueblo- y que no sean tan sinverguenzas para multiplicar la asignación por alimentos.

Mientras que en Perú hay decenas de miles de familias que viven con menos del equivalente de $ 1 (un dólar) al día, hay unos intonsos que pretenden US$ 20 diarios.

¿Las instituciones del Estado tienen obligación de sufragar los gastos de alimentación de los empleados?

¡Ni los Estados millonarios incurren en semejante mal uso del tributo del pueblo!

Los reglamentitos pueden tener fuerza de ley pero cuando consagran genuinos asaltos al bolsillo del contribuyente, entonces son herramientas delictivas antipopulares.

¿Si el mal ejemplo cundiera, cuantas decenas de miles de hombres y mujeres deberían agregarse para que se les pague la alimentación?

Se tomó conocimiento que en cierta dependencia, sus precarios inquilinos han previsto desayunos, almuerzos y cenas. ¿Ahora viven en Plaza Bolívar?

¿Hay igualdad ante la ley en el Perú? Teóricamente sí y así lo afirma la Constitución tan zaherida y violada cada vez que a alguien se le ocurre deponer presidentes sin el debido procedimiento; ungir mandatarios sin legitimidad y ahora a los tragones les dan más calidad y ¡gratis!

Pareciera que el principio no escrito y humor sardónico: en Perú todos somos iguales aunque hay algunos más iguales que otros, se cumple con frialdad criminal. Unos mueren de hambre y otros se atragantan como en banquete opíparo.

Recapitulemos, bajo la admonición que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Los guarismos son crueles pero la acción pública del grupo de ciudadanos es ventilada en los miedos de comunicación.

¿Cómo puede un país de tanta historia tener entre los suyos a células de subnormales productores de naderías en cantidades industriales?

Gavillas, grupitos minúsculos, corruptos hasta la médula, dominan en puestos claves. Los inteligentes lo son tanto que optaron por huir de la política y claudicaron de pelear, uno a uno por la construcción de un Perú libre, justo y culto.

Lo anterior ¿fue un acto gallardo o una pusilanimidad reprobable por dónde se la mire?

¿Hay derecho a construir monumentos al egoísmo y a vivir del tonto porque el tonto vive de su trabajo?

¿Qué esperan los empresarios para arremeter contra los castillos de corrupción que hay en las dependencias públicas que no son denunciadas como se debe, con nombres y apellidos, documentos y fraudes de toda laya?

¿Todos se han vendido?

Si se trata de ingesta por inteligencia, el grupo de ciudadanos, debía renunciar al privilegio por decencia (que sabemos es escasa) y pagarse con la suya toda comilona.

 

21.02.2023

Señal de Alerta-Diario Uno

 

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