El ciego funcional es aquel sujeto —sin distinción de género—, que no ve en la cosa pública cómo se roba el dinero del pueblo —tributos—, se lo malgasta y enajena hacia cuentas cifradas en paraísos fiscales, en suma es un traidor a quien gusta que llamen tecnócrata, especialista, estratega, experto y demás monsergas.
Cuanto más alta la ubicación del ciego funcional, mayor la tarifa y exigencias para garantizar el éxito de sus estafas. Su existencia es bicentenaria, baste con recordar que el Estado pagó fortunas a “héroes” de la independencia, a muchos señorones que jamás habían pisado el campo de batalla.
El delincuente que describimos, se expide con voz atildada, palabras bien pronunciadas, mirada que examina todo su entorno y sentencias que parecen ser encíclicas que hay que cumplir al pie de la letra. ¡Ay del cristiano que cuestione o ponga en tela de juicio sus santos parlamentos!
El ciego funcional ve con selectiva capacidad e “ignora” cuanto deba permanecer a la sombra aunque eso signifique una estafa al país. ¿Quién nos explica por qué no funciona una torre de control en el aeropuerto y la pista tiene 650 metros menos y ambas infraestructuras están no operativas desde octubre del 2023?
No solo viste de cuello y corbata o traje el o la ciego/a funcional. También redacta informes, noticias y, también, calla cuando de por medio hay recompensas contantes y sonantes. Desde el 2011 Perú otorgó segmentos de quinta libertad a LanChile (hoy LATAM) y se ha dejado de percibir, en reciprocidad miles de millones de dólares.
¿Por qué todos guardan un silencio acompasado con una falta de visión muy funcional pero absolutamente proditora a los intereses del Perú?
Las autoridades del MTC, OSITRAN guardan hermético secreto frente a los resultados de la auditoría extraordinaria que la Federal Aviation Administration realizó a la DGAC (Dirección General de Aviación Civil) hace 3 meses. Aunque esa falencia podría rebajar el nivel del Aeropuerto Jorge Chávez.
Si ocurriera lo antedicho, gracias a los ciegos funcionales, todos los aviones desde Perú a Estados Unidos, podrían tener problemas para ingresar a territorio norteamericano. Pero los rábulas no ven funcionalmente, callan y se hacen los bobos.
En Perú, las cosas de puro sabidas, se olvidan. Por tanto es obligatorio recordar sucesos que exhiban la impudicia de funcionarios que no ven funcionalmente pero que sí salen favorecidos y con más signos de riqueza inexplicables.
En los clubes electorales se enseña a servirse del gobierno y a exprimir la cansada ubre del Estado. Copar puestos, aprovechar mientras se pueda, robar todo lo que esté a su alcance y no ver, no oír, ni decir nada, representa la consigna más sucia de una gentuza depredadora y delictiva.
¿Cuántos ex legisladores se convirtieron en millonarios? ¿Y gobernadores regionales, empleados ediles o autoridades de todo jaez hoy disfrutan de vidas holgadas cuyos orígenes son sospechosos?
Ciertamente, entre los ciegos funcionales, hay cientos o miles de abogángsteres que conocen de memoria los códigos civil y penal, para invocarlos en sus procesos y con tarifas dolarizadas o cuentas en el exterior. ¿Esos árbitros que pierden todos los juicios contra Perú quién los fiscaliza o pasa por rayos X?
Con mirada al horizonte y ferocidad inigualable, Manuel González Prada advertía en Bajo el oprobio, Lima 1914, en su texto Los honorables:
“Porque en todas las instituciones nacionales y en todos los ramos de la administración pública sucede lo mismo que en el Parlamento: los reverendísimos, los excelentísimos, los ilustrísimos y los useseñorías valen tanto como los honorables. Aquí ninguno vive su vida verdadera, que todos hacen su papel en la gran farsa. El sabio no es tal sabio; el rico, tal rico; el héroe, tal héroe; el católico, tal católico; ni el librepensador, tal librepensador. Quizá los hombres no son tales hombres ni las mujeres son tales mujeres. Sin embargo, no faltan personas graves que toman a lo serio las cosas. ¡Tomar a lo serio cosas del Perú!
Esto no es república sino mojiganga”.
¡Y no me vengan los hablantines a decir que soy “duro”! En Perú por mantener vigente el pacto infame y tácito de hablar a media voz, se profanan los principios de moralidad cada 5 minutos, el estúpido es analista y el delincuente paradigma de “honradez”.
¿Qué esperan esos empresarios talentosos, imaginativos, valientes para la creación de sus labores y quehaceres, en meterse a opinar, escribir, armar sus programas en las redes sociales? ¡Nunca como hoy fue tan fácil, abaratar costos y dirigirse a cientos de miles de oyentes y televidentes!
¡Hay que desenmascarar a los ciegos funcionales! Debemos escoger un cerro muy alto que haga las veces del Taigeto de los espartanos para, en ceremonia pública, arrojar a los que le roban al Perú y para hacer de esta tierra campo feraz de aires de pan y libertad.
Señal de Alerta-Herbert