Por Guillermo Olivera Díaz*
(NdR). El documento que acompaña a la presente nota es la madre del cordero. ¿Podrá el gobierno escabullirse de su directa participación en el desmadre producido? ¿cuánta la responsabilidad del presidente Humala en el reprobable escándalo que conmueve al país? ¿quién explica qué hacían los súbditos del fujimontesinismo delincuencial en casas ocultas con protección desde los altos niveles? Preguntas, todas hasta hoy sin respuesta.
Oscar López Meneses no aparece operando delictivamente (peculado agravado por razón de cuantía, corrupción, abuso y usurpación de autoridad, en concurso real de ilícitos donde se suman las penas) en un amplio inmueble por espacio de largos 18 meses, custodiado por patrulleros, 20 policías, una tanqueta y un carro portatropa, como maná del cielo, por arte de birlibirloque, sino porque un poder oscuro dispuso toda esa logística ilegal y costosa para el pueblo peruano.