Tiene que ser posible la esperanza
Por José Carlos García Fajardo*
Se puede vivir sin una fe determinada, y también se sobrevive sin amor; pero no es posible vivir sin esperanza. Cuando los pueblos ya no tienen nada que perder más que las cadenas, la miseria y unas señas de identidad es comprensible que se alcen y marchen en busca de una razón para vivir, aunque para ello tengan que destruir cuanto encuentren en su marcha.