Ciudadanía adulta y responsable
Por José Carlos García Fajardo (*)
“¿Ves?”, dijo Marcuse a Habermas dos días antes de morir, en el hospital al que fue a visitarle. “Ahora sé en qué se fundan nuestros juicios valorativos más elementales: en la compasión, en nuestro sentimiento por el dolor de otros”. Es la vivencia del sufrimiento injusto la que pone en marcha una auténtica crítica de la sociedad, comenta A. Cortina. De esa compasión por la desigualdad injusta arranca la indignación que sólo encuentra cauce en el compromiso social. Desde hace décadas los voluntarios de muchas Organizaciones de la Sociedad Civil, comprendieron que la compasión lleva al compromiso, a la denuncia y a propuestas alternativas. El asistencialismo produce dependencia y mantiene la situación. Otro mundo mejor era posible, porque era necesario. Ese fue el grito que llegó desde Porto Alegre en 2001 que se difundió por redes, movimientos, manifestaciones y publicaciones comprometidas.