En general, la opinión pública, debidamente condicionada por malas experiencias y por la continua influencia de medios de comunicación corruptos, tiene una actitud de escepticismo y resignación frente a la conducta de los políticos.
Para describir la situación de políticos y gobernantes peruanos, entre los ciudadanos son comunes expresiones como “Vendidos”, “Sinvergüenzas”, “Roba pero hace obra”, “Rateros”, “Comechados”, “Sirvientes de Chile”, "Corruptos", “Haraganes”, “Tránsfugas”, “Mantenidos”, “Traidores”, “Otorongos”, “Coimeros”, etc. Estas palabras expresan decepción e indignación, y el pueblo las aplica por lo menos al 95% de los políticos (ministros de estado, congresistas, presidente de la república, burócratas dorados de Sunat o Banco Central de Reserva, etc.).