Historia en Breve
—Los científicos y expertos jurídicos cuestionan la justificación de utilizar insectos para propagar virus infecciosos transgénicos y diseñados para alterar los cromosomas de plantas, al advertir que la tecnología podría utilizarlos fácilmente como armas
—El nuevo programa DARPA es el primero en proponer y financiar el desarrollo de agentes virales de alteración genética ambiental horizontal con capacidad para realizar cambios genéticos en el medioambiente
—El proyecto de 27 millones de dólares, llamado ‘Insect Allies’, intenta aprovechar la capacidad natural de los insectos para propagar enfermedades en los cultivos, pero en vez de transmitir enfermedades, podrían difundir características protectoras en las plantas
—El documento de opinión “Agricultural Research, or a New Bioweapon System?” sostiene que si la alteración en las plantas fuera realmente el objetivo final, podría utilizarse un sistema de distribución agrícola mucho más simple y específico
—También, existen serias preocupaciones sobre las repercusiones ambientales, ya que no se puede controlar la propagación de los insectos; además, podría ser imposible evitar que los insectos alteren genéticamente los cultivos orgánicos
Por el Dr. Mercola
Hoy en día, la ingeniería genética (GE) se ha utilizado en múltiples formas, a pesar del hecho de que existen muy pocos datos sobre las consecuencias a largo plazo de tales injerencias en el orden natural.
Por ejemplo, ahora la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés), una división del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, planea emplear los insectos para trasferir virus transgénicos a los cultivos, con el objetivo de alterar los rasgos genéticos de las plantas en el campo.
El proyecto DARPA de 27 millones de dólares, llamado 'Insect Allies', básicamente intenta aprovechar la capacidad natural de los insectos para propagar enfermedades en los cultivos, pero en vez de portar genes causantes de enfermedades, proporcionarían rasgos protectores a las plantas. Según explicó el diario The Washington Post:
"Los avances recientes en la modificación genética, incluyendo al sistema relativamente económico y simple conocido como CRISPR (repeticiones palindrómicas agrupadas regularmente interpuestas), posiblemente puedan permitirle a los investigadores personalizar los virus para lograr un objetivo específico en la planta infectada.
El virus diseñado podría activar o desactivar ciertos genes que —por ejemplo— puedan controlar la tasa de crecimiento de una planta, lo que podría ser útil durante una sequía grave e inesperada".
El proyecto 'Insect Allies' suscita preocupaciones sobre su potencial de uso bioterrorista
Sin embargo, los científicos y expertos jurídicos cuestionan las razones del uso de insectos para propagar los virus infecciosos transgénicos y diseñados para modificar los cromosomas en las plantas, al advertir que podrían armarse fácilmente con tecnología.
El artículo de opinión "Agricultural Research, or a New Bioweapon System?" —publicado el 4 de octubre de 2018 en la revista Science—, cuestiona el proyecto 'Insect Allies' de DARPA, al indicar que podría ser percibido como una amenaza para la comunidad internacional.
De igual manera, ese artículo cuestiona que, si la alteración vegetal fuera realmente el objetivo final, podría utilizarse un sistema de transferencia agrícola mucho más simple.
Jason Delborne, profesor asociado de la Universidad Estatal del Carolina del Norte, quien tiene experiencia en ingeniería genética y sus consecuencias, dijo para Gizmodo:
"Las implicaciones sociales, éticas, políticas y ecológicas de producir agentes de alteración genética ambiental horizontal [HEGAAs, por sus siglas en inglés] son significativas y merecen recibir el mismo nivel de atención que la exploración de investigaciones científicas que sustentan la posible tecnología.
Los autores argumentan de forma convincente que las visiones de aplicaciones agrícolas no justifican en lo absoluto a los insectos específicos utilizados como el mecanismo de transferencia preferido de HEGAAs.
La infraestructura y experiencia requeridas para fumigar campos agrícolas —al menos en el contexto de los Estados Unidos— están bien establecidas, y este mecanismo de trasmisión podría proporcionar un mejor medio para el control de la posible propagación de un HEGAA".
Asimismo, el equipo ha creado un sitio web que acompaña el artículo, el objetivo declarado es "contribuir a fomentar un debate informado y público sobre este tipo de tecnología". En este sitio también podrá encontrar un enlace para descargar el plan de trabajo de DARPA de 38 páginas.
Mientras tanto, DARPA insiste en que el objetivo del proyecto es proteger estrictamente el suministro de alimentos de los Estados Unidos. Un portavoz de DARPA dijo para el diario británico The Independent:
"[L]os tratamientos de pulverización no son prácticos para transferir rasgos protectores a gran escala y son potencialmente inviables si la tecnología de fumigación no puede acceder a los tejidos necesarios de las plantas con especificidad, lo cual ya es un problema conocido.
Si el proyecto 'Insect Allies' tiene éxito, proporcionará un medio muy específico, eficaz, seguro y fácil de implantar para introducir rasgos protectores y transitorios solo en las plantas previstas, con una infraestructura mínima requerida".
Los científicos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos también participan en la investigación, que actualmente está restringida a laboratorios de contención. Aun así, muchos no se sienten convencidos por los argumentos de objetivos pacíficos declarados por DARPA.
La liberación de tales insectos podría "desencadenar los antiguos temores entre los países de que los enemigos podrían intentar dañar sus cultivos", indica el Dr. David Relman, ex asesor de biodefensa de la Casa Blanca y profesor de medicina y microbiología en Stanford. Según The Associated Press (AP):
"Guy Reeves, coautor del artículo de Science y biólogo de Max Planck Institute for Evolutionary Biology, en Alemania, indicó que la tecnología es más factible como arma —para matar plantas— que como herramienta agrícola. Como resultado, indicó que DARPA podría estar enviando un mensaje alarmante, independientemente de sus intenciones".
Múltiples repercusiones imprevistas
Otros están preocupados por las consecuencias en el medioambiente, independientemente de si los rasgos genéticos que son transferidos a las plantas se perciben como beneficiosos o perjudiciales.
De acuerdo con DARPA, ninguno de los insectos podría sobrevivir por más de dos semanas, pero ¿qué pasaría si esa garantía fallara? O ¿qué sucedería si la naturaleza se impusiera? Si es así, la propagación de los insectos podría ser casi ilimitada.
Gregory Kaebnick, especialista en ética del Instituto de Investigación Bioética en el Centro Hastings, en Garrison, Nueva York, externó para AP su preocupación de que el proyecto pueda terminar causando una destrucción ambiental imprevista, ya que los insectos son prácticamente imposibles de erradicar una vez liberados.
Si resulta que los rasgos de alteración genética que portan son dañinos, no habrá vuelta atrás.
Y otros, como Fred Gould, entomólogo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, quien presidió un panel de la Academia Nacional de Ciencias en alimentos transgénicos, considera que en primer lugar, el objetivo declarado del proyecto de alterar los rasgos genéticos de las plantas por medio de los insectos es casi imposible.
Sin embargo, aunque la investigación aún se encuentra en su fase inicial, ya tienen prueba de concepto. En una prueba, un áfido infectó una planta de maíz madura con un virus transgénico que portaba un gen de fluorescencia, lo cual produjo una planta de maíz fluorescente.
Es necesario realizar un debate científico abierto
Reeves pregunta por qué prácticamente no ha habido un debate científico abierto sobre esta tecnología. Según Reeves, experto en insectos transgénicos, el proyecto 'Insect Allies' es "en gran parte desconocido incluso en los círculos de expertos", una cuestión que por sí sola es una señal de alerta sobre su verdadera intención.
Expresó para el diario británico The Independent: "Es mucho más fácil esterilizar o acabar con una planta por medio la modificación genética que hacerlo para que sea resistente a los herbicidas o insectos". Felix Beck, abogado de la Universidad de Friburgo, en Alemania, agregó:
"El plan de trabajo de DARPA no abordó en lo absoluto la pregunta bastante obvia de si los virus seleccionados para el desarrollo deberían o no ser capaces de transferirse entre las plantas… y de planta a insecto a planta".
¿Cómo funcionan los agentes de alteración genética ambiental horizontal?
Como explica el artículo presentado, la tecnología que utiliza DARPA se conoce como agentes de alteración genética ambiental horizontal o HEGAAs. Básicamente, los HEGAAs son virus transgénicos capaces de modificar los cromosomas de una especie 'objetivo', ya sea una planta o animal. La especificidad de los HEGAAs depende de:
- El rango de especies que el virus transgénico puede infectar
- La presencia de una secuencia de ADN específica en el cromosoma, que luego pueda infectarse
La siguiente imagen ejemplifica cómo un HEGAA viral propagado por insectos podría alterar un gen de una planta específica. Como señala la página web del equipo:
"El interés en los virus transgénicos, incluyendo a los HEGAAs, se debe en gran parte a su rápida velocidad de acción, ya que las infecciones pueden propagarse rápidamente a través de las poblaciones 'objetivo'.
Esta misma propiedad también representa un grave problema de seguridad, ya que dificulta predecir dónde se propagarán los virus geográficamente o a qué especies infectarán con el tiempo.
Probablemente debido a las complejas implicaciones regulatorias, biológicas, económicas y sociales que deben considerarse, ha habido poco avance en la forma de regular los virus transgénicos que tienen la intención de propagarse en el medioambiente. En ese contexto DARPA presentó su programa de trabajo 'Insect Allies' en noviembre de 2016".
Asimismo, el equipo señaló que posiblemente utilizar HEGAAs no se limite a la agricultura, razón por la que es muy importante tener un debate abierto sobre esta tecnología, sus posibles usos, aplicaciones incorrectas y consecuencias, incluyendo los no intencionados.
En 2018, tres publicaciones científicas debatieron el desarrollo de "vacunas transmisibles"; es decir, vacunas que podrían ser transmisibles entre seres humanos y, por lo tanto, ya no se requerirían vacunas individuales.
De igual manera, tales productos eliminarían cualquier posibilidad de consentimiento informado, lo que podría crear un dilema ético de grandes proporciones. En la última década, al menos siete artículos científicos se han centrado en las vacunas transmisibles.
El equipo también plantea el punto obvio de que los insectos no podrán distinguir entre cultivos convencionales y cultivos orgánicos certificados, en los cuales no se permiten modificaciones genéticas.
Pero, ¿cómo podrían los agricultores orgánicos evitar que estos insectos vectores alteren sus cultivos? No pueden y, en efecto, esto podría destruir la industria orgánica como la conocemos.
La tecnología de DARPA podría violar la convención sobre armas biológicas
Según DARPA, esta tecnología no viola la Convención de Armas Biológicas de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, según el artículo de Science, podría violar la convención de la ONU si la investigación es injustificable. Silja Voeneky, especialista en derecho internacional de la Universidad de Friburgo, Alemania, dijo para el diario británico The Independent:
"Debido a la amplia prohibición de la Convención de Armas Biológicas, cualquier investigación biológica de riesgo debe justificarse de forma plausible como un propósito pacífico.
Podría considerarse que el Programa 'Insect Allies' viola la Convención de Armas Biológicas, si las motivaciones presentadas por DARPA no son plausibles. En particular, esto es cierto si consideramos que este tipo de tecnología podría utilizarse fácilmente para la guerra biológica".
El equipo de Science también solicita una mayor transparencia de DARPA para desalentar a otros países de seguir su ejemplo y desarrollar tecnologías de transferencia similares, como medida defensiva.
La tecnología de transferencia genética necesita ser regulada de forma internacional
En noticias relacionadas, Simon Terry, director ejecutivo del Consejo de Sustentabilidad de Nueva Zelanda, ha solicitado que la tecnología de transferencia genética se incorpore en las regulaciones internacionales, ya que este tipo de tecnología podría provocar infertilidad en una especie entera en un tiempo relativamente corto, en función del ciclo de vida de la especie.
La modificación genética es otra aplicación de CRISPR. En resumen, es una tecnología transgénica que puede transmitir un conjunto específico de genes en toda una población, incluso a su descendencia, lo que permite modificar genéticamente el futuro de una especie completa.
Se ha propuesto una modificación genética como un medio para controlar las plagas, incluyendo a los mosquitos y zarigüeyas.
Sin embargo, no hay alguna medida conocida para controlarlo. Como por ejemplo, aunque Nueva Zelanda quisiera emplear la modificación genética para erradicar a las zarigüeyas, sería prácticamente imposible prevenir la propagación de tal modificación genética a otras zonas, y en Australia, la zarigüeya es una especie protegida.
Asimismo, la modificación genética se ha considerado como una respuesta para eliminar la Echinochloa, una hierba problemática para los agricultores australianos, que es una materia prima preciada en la India.
Del mismo modo, el Amaranthus palmeri (bledo o quelite), es considerado una mala hierba en los Estados Unidos, pero es una importante fuente de alimento en Centroamérica, África, India y China.
Como señaló Terry, "una plaga para un ser humano podría ser una planta o animal deseado por otro" y simplemente no es suficiente con crear regulaciones nacionales para una tecnología que puede acabar con una especie entera en el mundo.
¿Deberíamos utilizar tecnología que podría erradicar especies enteras?
En un informe realizado en 2016, el Instituto de Ciencia en Sociedad (ISIS, por sus siglas en inglés) analizó la cuestión de crear mosquitos transgénicos portadores de genes contra el patógeno de la malaria.
Por consiguiente, se hizo una modificación genética por medio de CRISPR/Cas9, la cual generó que prácticamente toda la progenie de mosquitos machos transgénicos fueran portadores de este gen contra la malaria. Sin embargo, se encontró que el transgen era inestable en los mosquitos hembra, y también se plantearon problemas clave de seguridad, entre ellos:
- ¿Hasta qué punto podría el cruzamiento o transferencia genética horizontal permitir que una modificación sea transmitida más allá de las poblaciones 'objetivo'?
- ¿Durante cuánto tiempo podría la transferencia genética horizontal permitir que la modificación sea transferida más allá de las poblaciones 'objetivo'?
- ¿Es posible que una modificación genética evolucione para recuperar las capacidades modificadas en una población no objetivo?
Según ISIS, responder estas preguntas es "crucial en vista de la inestabilidad de las modificaciones genéticas en mosquitos hembras transgénicos". Como señaló el informe:
"Cuando estas hembras pican a los animales, incluso a los seres humanos, existe la posibilidad de que se transfieran partes genéticas horizontales, o toda la forma genética modificada, con efectos potencialmente graves en la salud animal y humana.
La nucleasa Cas9 podría insertarse al azar —o de otra manera— en el genoma del portador, lo cual podría causar mutagénesis de inserción y desencadenar cáncer o activar algún virus dominante...
Finalmente, los riesgos ecológicos de las modificaciones genéticas podrían tener amplias repercusiones... ya que la modificación genética puede, en principio, llevar a la extinción de una especie, e involucrar a la especie en su hábitat nativo y lugar donde se considera invasiva.
A diferencia del control biológico convencional, que puede aplicarse localmente, no hay forma de controlar el flujo de genes...
[D]ebido a que la modificación genética de CRISPR/Cas continua siendo completamente funcional en la cepa mutada después de su creación, también se mantiene la posibilidad de que se generen mutaciones más allá del objetivo, y la probabilidad podría incrementarse con cada generación.
'Si existe algún riesgo de flujo genético entre la especie 'objetivo' y otras especies, también podría existir el riesgo de que la secuencia modificada pueda transferirse y el rasgo adverso se manifieste en organismos que no eran su objetivo'.
(Y este comentario ni siquiera considera el flujo genético horizontal, lo que podría multiplicar los riesgos en múltiples aspectos)".
DARPA descarta los riesgos
James Stack, patólogo de plantas en la Universidad Estatal de Kansas y miembro del panel asesor del proyecto 'Insect Allies' de DARPA, consideró que los riesgos planteados por el artículo de Science eran infundados, y comentó para The Washington Post:
"No entiendo el nivel de riesgo planteado por el artículo, y es indignante abalanzarse a acusar a DARPA de emplearlo como pantalla para desarrollar armas biológicas.
Hay un riesgo inherente en la vida, pero debe ser controlado adecuadamente. Y considero que conforme tengamos un planeta cada vez más poblado, aumentarán las demandas de los sistemas alimenticios y agua. Necesitaremos todas las herramientas posibles con las que podamos contar".
Por desgracia, la historia reciente demuestra que no hemos sido tan capaces de manejar muy bien este tipo de riesgos creados por el hombre.
Por ejemplo, los alimentos transgénicos resistentes al Roundup, o campos electromagnéticos de radiación de los teléfonos celulares y tecnologías inalámbricas, desde el inicio han demostrado causar problemas de salud y ambientales significativos.
Prácticamente, no existe evidencia que sugiera que la humanidad sea muy buena para predecir los posibles resultados de los avances tecnológicos, por lo que liberar tecnologías para modificar genes que no puedan ser retiradas o revertidas parece algo bastante insensato.
Como mencioné antes, el proyecto 'Insect Allies' podría perjudicial, en particular para la agricultura biodinámica, ya que sería completamente imposible poder evitar que estos insectos vectores modificadores genéticos infecten los cultivos orgánicos.
Admitámoslo: Estamos rodeados de amenazas, algunas inadvertidas, que ponen en riesgo nuestra buena salud. Los transgénicos, alimentos procesados y campos electromagnéticos. Y esa solo es la punta del iceberg. Es momento de que le mayoría de las personas busque orientación para ayudar a protegerse de estos riesgos y asegurar su bienestar. Lo que a menudo parece un reto imposible.
Pero le diré un secreto: Hasta la labor más complicada puede ser más fácil y sencilla si da un paso a la vez. Si está realmente comprometido con tomar el control de su salud, entonces mi Guía de 30 días es exactamente de lo que necesita. Este plan paso a paso describe las estrategias más importantes para alcanzar un bienestar óptimo, e incluye:
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