Por Paulo Santos*
El tema de los embotellamientos y accidentes de tránsito es complejo, pero a su raíz hay un principio muy sencillo. La mejor forma de proveer entornos seguros para los usuarios de la infraestructura vial y de reducir la carga de trabajo de operadores de gestión del tráfico y servicios de emergencias, es evitar que se produzca cualquier tipo de incidencia. Un tráfico sin embotellamientos no sólo es más seguro, sino que además se traduce en unos usuarios más satisfechos, un comercio más dinámico y un día a día más fluido. Perfecto, pero ¿cómo hacer la prevención?
Ya se recurren a algunos avances recientes, como la tecnología de Detección Automática de Incidencias (AID), para mejorar toda la cadena de gestión de incidencias. La manera en que funciona es muy clara: El sistema alerta a los operadores de gestión del tráfico sobre la presencia de vehículos accidentados o parados para que puedan enviar ayuda rápidamente y, además, les permite proporcionar vídeo e imágenes de apoyo a los servicios de emergencias. Esta agilidad también minimiza las interrupciones en la circulación, lo que evita accidentes en cadena y el empeoramiento de la situación.
En este sentido, las cámaras inteligentes pueden proveer el análisis preciso del movimiento de los vehículos, identificando los factores que pueden convertirse en potencial fuente de atascos o ralentizar el tráfico. Con esta información en la mano, a los operadores de gestión del tráfico se les facilita optimizar la sincronización de los semáforos y evitar así que una pequeña cola se convierta en un embotellamiento monumental.
De la misma manera que esas nuevas soluciones identifican accidentes o congestión vehicular, también detectan infracciones graves, como vehículos que circulan en dirección contraria o que se saltan semáforos en rojo. Y no hace falta la presencia de fuerzas de seguridad sobre el terreno para determinar si alguien ha cometido una infracción o para demostrarlo ante un tribunal, gracias a la tecnología de reconocimiento de matrícula y a la fiabilidad de las pruebas en vídeo. Sin duda, una opción más eficiente y económica que ampliar la presencia de vehículos policiales o efectivos desplegados.
Este sistema no se limita a detectar acciones localizadas, sino que permite una vigilancia completa y de gran alcance, que a largo plazo ayudará a los usuarios a ser mejores conductores. Además, contribuye a que las autoridades prioricen las infracciones más graves, con el objetivo último de salvar vidas.
La revolución en curso tiene que ver con la transformación de las cámaras en sensores de detección del tráfico, capaces de determinar los tipos de vehículo, las velocidades, el número de ocupantes o las matrículas.
Con esta información, resulta mucho más fácil saber cómo y cuándo se utilizan las infraestructuras viarias, lo que permite optimizar los horarios de mantenimiento, priorizar correctamente las nuevas inversiones y mejorar aspectos como los sistemas de peajes. Todo eso tendrá, en el futuro, un impacto importante en el flujo de vehículos y en la reducción de accidentes en el tránsito.
*Gerente Regional de Desarrollo de Negocios en Axis Communications