En el 'dark web' se compran perfiles que incluyen datos financieros y de las redes sociales de una persona.
Los datos personales con los que cuentan las plataformas y redes sociales que usamos tienen un valor cuantificable. Lo pusieron de manifiesto operaciones como la que llevó a cabo hace cinco años Facebook, cuando compró la aplicación WhatsApp por más de 21.800 millones de dólares, o la que cerró unos años antes Google, cuando adquirió YouTube por 1.650 millones de dólares. Según los expertos, ni Facebook ni Google desembolsaron esas cantidades por la estructura tecnológica de estas plataformas: «lo que realmente tenía valor era el número de usuarios que tenían detrás», explica Eduard Blasi, profesor del posgrado de Protección de Datos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).