En el 'dark web' se compran perfiles que incluyen datos financieros y de las redes sociales de una persona.
 
Los datos personales con los que cuentan las plataformas y redes sociales que usamos tienen un valor cuantificable. Lo pusieron de manifiesto operaciones como la que llevó a cabo hace cinco años Facebook, cuando compró la aplicación WhatsApp por más de 21.800 millones de dólares, o la que cerró unos años antes Google, cuando adquirió YouTube por 1.650 millones de dólares. Según los expertos, ni Facebook ni Google desembolsaron esas cantidades por la estructura tecnológica de estas plataformas: «lo que realmente tenía valor era el número de usuarios que tenían detrás», explica Eduard Blasi, profesor del posgrado de Protección de Datos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
 
 

ciberespionaje

Parte de la investigación se acaba de publicar en la revista Nature Communications.
Una tesis defendida en la UOC analiza los patrones estructurales de sistemas complejos como las redes sociales. 
 
En cualquier parte existen ejemplos de sistemas complejos. En el organismo, las conexiones de las neuronas o las interacciones entre proteínas son dos sistemas de este tipo, pero también están en las ciudades, en los modelos económicos o incluso en las redes sociales. El denominador común es que están formados por muchos elementos que se relacionan entre sí y es posible representarlos y estudiarlos como una red. 
 
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