El avance mundial de las investigaciones y descubrimientos, en procura de acrecentar los periodos de vida de los seres humanos, con alimentos naturales, ocasionan sendas recomendaciones para eliminar sustancias químicas o preparados artificiales, que durante años son aplicados a los comestibles, preferentemente envasados, buscando hacerlos más atractivos. Las ambiciones económicas empresariales exponen la salud de millones de personas ofertando comidas “chatarras”, como hamburguesas, pizzas, pollos broaster, bebidas gaseosas transnacionales, etc., las que, a pesar de su nocividad, no tienen restricciones.
El dióxido de titanio es un compuesto químico, cuya fórmula es Ti02, considerado como el oro blanco, y se produce en cantidades industriales, usándose como pigmentos y catalizadores en la fabricación de materiales cerámicos, pinturas, plásticos, papel, tintas de impresión, cosméticos, productos textiles, etc. Siendo una de las sustancias químicas más blancas que existen, el dióxido de titanio mantiene su color pase lo que pase, y a pesar de ser calificado como no tóxico, es utilizado en todos los medicamentos que afectan la fertilidad, produciendo el aborto y calificándosele de teratogénico.
A través del Comunicado N.º 058-2008-ITP/SANIPES del 23.12.2008, la entonces Directora (e) de SANIPES (Servicio Nacional de Sanidad Pesquera), María Estela Ayala G., autorizó la utilización del dióxido de titanio, en la producción de conservas de anchoveta, so pretexto de bajar el tono oscuro y el sabor natural de dicha especie, conformando el 0.25% del producto comestible final; ante lo cual el ITP y SANIPES, no cuentan con infraestructura propia para fiscalizar su utilización, pues ni siquiera las etiquetas de las conservas lo precisan, menos el porcentaje. La propia Dirección de Investigación de Desarrollo Tecnológico (DIDT) del ITP, ha confirmado que no existen experiencias precisas del uso de dióxido de titanio en conservas de pescado, ni es considerado en la legislación internacional. En Estados Unidos de NorteAmérica se usa hasta el 1% del dióxido de Titanio en caramelos, helados, chicles, salsas, quesos, y blanquear la leche descremada, pero no importan conserva de pescado con tal compuesto químico; tampoco la Unión Europea, ni Canadá, entre otros países; sin embargo, nuestro país si consume la anchoveta, con una mezcla indebida e innecesaria, y hasta con el engañoso nombre de “sardina peruana”.
El Centro Jonsson Comprehensive Cancer de la Ucla, EE.UU., ha informado de daño genético sistémico en ratones, induciendo roturas en las capas ADN, causando daño cromosómico e inflamaciones, y por supuesto incrementando el riesgo de Cáncer. En Chile existen serias denuncias sobre abortos, enfermedades y muertes fulminantes, supuestamente a raíz de vacunaciones que contenían el dióxido de titanio.
Es necesario que el Ministerio de la Producción ordene una conveniente investigación y sanciones drásticas, por el innecesario uso del dióxido de titanio que, sospechamos, es el resultado de un propósito empresarial económico, y de un acto inmoral de los entonces directivos del ITP y SANIPES en el 2008.
La Primera, 12-01-13