El roundup, un posible agente cancerígeno
NOTA: el 80% de los transgénicos tienen roundup
Las agencias reglamentarias siguen clasificando los herbicidas a base de glifosato como “no cancerígeno para el hombre”, pero esta afirmación ha sido recientemente puesta en entredicho por una serie de estudios epidemiológicos. Un estudio canadiense, publicado en 2001, mostraba que unos hombres expuestos al glifosato más de dos veces al año tienen 50% más de posibilidad de desarrollar un linfoma no hodgkinien más que unos hombres nunca expuestos [1].
Resultados similares han sido observados por el equipo sueco de Lennart Hardell, especialista de la dioxina, en un estudio publicado en 2002, que comparaba el estado de salud de 442 utilizadores de herbicidas a base de glifosato con un grupo controlado de 741 no utilizadores [2].
Una hipótesis que se confirma a través de una investigación epidemiológica llevada con unos campesinos del Medio Oeste de Norte América por el Instituto Nacional del Cáncer [3]. Por otra parte, una investigación epidemiológica llevada en los Estados de Iowa y de Carolina del Norte, en los Estados Unidos, sobre más de 54, 315 utilizadores privados y profesionales de pesticidas, sugiere una liga entre la utilización del glifosato y el mieloma múltiple [4].
En Francia, en 2000, el Profesor Robert Bellé, decide estudiar los efectos sanitarios de los pesticidas, y más especialmente los efectos del glifosato en el ciclo celular utilizando el método protocolario llamado “modelo del erizo de mar”.
El descubrimiento del “modelo del erizo de mar”, capital para la comprensión de las fases precoces dela cancero génesis, le valió en 2001 el premio Nobel de Fisiología y de Medicina a los Británicos T. Hunt y P. Nurse y al Norteamericano L. Hartwell, por demostrar que los efectos medidos en una célula del erizo de mar son perfectamente equivalentes por el hombre.
El profesor Bellé descubre entonces que el Roundup afecta la división celular, no los mecanismos de la división misma, pero los que la controlan. Para resumir, las células en presencia de una solución de Roundup proseguían su división, pero el mecanismo afectado era el proceso natural que quiere controlar destruir las células que contenienen una aberración del ADN, lo que pasa seguido en su reproducción. Por estas razones, el Roundup podría inducir las primeras etapas de un cáncer, porque escapando a los mecanismos de reparación, la célula afectada de una aberración va a poder perpetuarse y ser el origen de un cáncer treinta o cuarenta años después.
En fin, sobre estas conclusiones, el Profesor Bellé, agrega: “hemos igualmente conducido el experimento con glifosato puro, o sea sin los coadyuvantes que constituyen el Roundup, y no hemos constatado efectos: es entonces el Roundup que es toxico y no su principio activo. Ahora bien, cuando hemos examinado las pruebas que han servido a la homologación del roundup, hemos descubierto con sorpresa que habían sido conducidos con el glifosato solo. En realidad, el glifosato puro no tiene ninguna función, ni de herbicida, puesto que solo no llega a penetrar en las células y por tanto a afectarlas. Es por eso que pienso que hay un verdadero problema con el proceso de homologación del Roundup y que se tendría que interesarse más en los numerosos coadyuvantes que lo componen así como a su interacción [5].”
El Roundup podría implicar desordenes de la reproducción
Porque es el herbicida más utilizado en el mundo y presente hasta en nuestros platos, el Roundup se volvió el objeto de numerosos estudios científicos para detectar eventuales efectos nocivos en la salud humana a largo plazo.
Uno de los primeros descubrimientos es la posibilidad de un lazo entre la utilización, o la exposición, al Roundup y los desordenes de la reproducción, como los abortos espontáneos, las malformaciones o los desordenes hormonales. De hecho, un estudio publicado por la Universidad de Carleton, sobre familias de campesinos de Ontario, reveló que el uso de glifosato durante los tres meses precedentes a la concepción de un hijo estaba asociada a un riesgo importante de abortos espontáneos (entre la docena y la décimo novena semana) [6]. Asimismo, un laboratorio de la Universidad Tecnológica de Texas ha establecido que la exposición al Roundup de las células de Leydig, colocadas en los testículos y que juegan un papel importante en el funcionamiento del aparato genital masculino, reduce en 94% su producción de hormonas sexuales [7].
En fin, unos investigadores brasileños, han constatado que las hembras ratas preñadas al momento de la exposición al Roundup daban más a menudo nacimientos de bebes con malformación del esqueleto [8].
Un estudio francés realizado por el Profesor Seralini [9], tiende también a concluir que el Roundup sería un perturbador endócrino, provocando una perturbación sobre la “respiración de las células” embrionarias las cuales condicionan la producción de hormonas sexuales, lo que perturba el buen desarrollo del feto. El Profesor Seralini ha buscado alertar las autoridades, pero éstos avisos quedaron en letra muerta, lo que lo lleva a concluir que: “en Francia, como en la mayoría de los países industrializados, no hay interés y por tanto dinero para que los laboratorios conduzcan estudios epidemiólogos o contra peritajes científicos sobre la toxicidad de los productos químicos que han invadido nuestra cotidianidad. Sin embargo, me parece que desde el punto de vista de la salud pública hay una verdadera urgencia, porque nuestros organismos se volvieron verdaderas esponjas para los contaminantes [10].” www.ecoportal.net
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Notas
[1] Helen H. MCDUFFIE et alii, « Non-Hodgkin’s lymphoma and specific pesticide exposures in men : cross-Canada study of pesticides and health », Cancer Epidemiology Biomarkers and Prevention, vol. 10, novembre 2001, p. 1155-1163
[2] Lennart HARDELL, Michael ERIKSSON et Marie NORDSTRÖM, « Exposure to pesticides as risk factor for non-Hodgkin’s lymphoma and hairy cell leukaemia : pooled analysis of two Swedish case-control studies », Leukaemia and Lymphoma, vol. 43, 2002, p. 1043-1049
[3] Anneclaire J. DE ROOS et alii, « Integrative assessment of multiple pesticides as risk factors for non-Hodgkin’s lymphoma among men », Occupational Environmental Medecine, vol. 60, n° 9, 2005
[4] Anneclaire J. DE ROOS et alii, « Cancer incidence among glyphosate-exposed pesticide applicators in the agricultural health study », Environmental Health Perspectives, vol. 113, 2005, p. 49-54
[5] Le monde selon Monsanto, coédition La Découverte/Arte (2008) p103
[6] Tye E. ARBUCKLE, Zhiqiu LIN et Leslie S. MERY, « An exploratory analysis of the effect of pesticide exposure on the risk of spontaneous abortion in an Ontario farm population », Environmental Health Perspectives, vol. 109, 1er août 2001, p. 851-857
[7] Lance P. WALSH, « Roundup inhibits steroidogen-esis by disrupting steroidogenic acute regula tory (StAR) protein expression », Environmental Health Perspectives, vol. 108, 2004, p. 769-776
[8] Eliane DALLEGRAVE et alii, « The teratogenic potential of the herbicide glyphosate Roundup® in Wistar rats », Toxicology Letters, vol. 142, 2003, p. 45-52
[9] Gilles-Éric SÉRALINI et alii, « Differential effects of glyphosate and Roundup on human placental cells and aromatase », Environmental Health Perspectives, vol. 113, n° 6, 25 février 2005
[10] Le Monde selon Monsanto, Coéditions La Découverte/Arte (2008)