Miguel Ángel Rodríguez Mackay
El papa Francisco quiere subrayar la importancia del combate contra el cambio climático. Ello explica por qué razón ha escrito su primera encíclica “Laudato Si”, que significa “Alabado Seas” y, en ese marco, ha sostenido en el Vaticano un encuentro con más de medio centenar de alcaldes de diversas ciudades del mundo.
Su Santidad ha sido claro y directo, y por eso toda la energía de su discurso estuvo dedicada a llamar la atención del mundo entero de que es importante tomar decisiones sobre el impacto que sigue produciendo el cambio climático en el planeta, dada la incapacidad política para acordar la suscripción de un acuerdo mundial que pudiera determinar de manera obligatoria una limitación a las emisiones de gases de efecto invernadero y, en consecuencia, evitar que el incremento de la temperatura media global supere los 2 °C.
Francisco lo ha dicho a los burgomaestres presentes en el foro: el responsable de lo que pasa en el mundo es el propio hombre. No hay que achacarle a nadie más esa responsabilidad, y enseguida añade que, frente a este suceso real, deben adoptarse las medidas más urgentes para detener el desencadenamiento de crisis y hasta de conflictos.
El Sumo Pontífice no quiere más retóricas y llama a la acción conjunta de toda la humanidad, mostrándose inquieto porque sabe que la COP 21, que se desarrollará en París en diciembre de este año, debe llegar lo más lejos posible. Sabe que la COP 20 de Lima, de diciembre de 2014, no cumplió el objetivo deseado, y asumiendo que el problema del cambio climático es un asunto moral para la Iglesia, llama a asumir una actitud activa e integral para afrontar esta amenaza, que está impactando en las poblaciones más vulnerables del globo, pues el cambio climático es el principal promotor de la pobreza.
Correo, 23.07.2015