Por Humberto Campodónico
Según el INEI, en Lima Metropolitana una persona está adecuadamente empleada si gana 745 soles al mes o más y está subempleada si gana menos de esa cantidad. ¿Cuál es la proporción entre ambas? Pues que de los 4.3 millones de la PEA ocupada de Lima, el 56.6% está adecuadamente empleado y el 43.4% está subempleado. Por tanto, una gran cantidad está subempleada, ¿no es cierto?
Esta línea divisoria tiene una fuerte dosis de arbitrariedad porque si
se considerara adecuadamente empleados a los que ganan, por ejemplo, más
de 1,000 soles al mes, esa cantidad disminuiría y aumentaría la
cantidad de subempleados.
La cuestión de fondo es que los salarios de los limeños son sumamente bajos.
Esto lo corrobora el ingreso familiar promedio de Lima, que fue de S/.
1,141/mes en diciembre del 2010. Ojo, el “ingreso familiar promedio” se
refiere al ingreso de por lo menos dos personas del hogar, lo que es
diferente del ingreso personal de 745 soles.
Esta cantidad también es baja. Dice Ipsos-Apoyo que el Nivel
Socio-Económico E (el más bajo) tiene un ingreso familiar promedio de
S/. 730/mes y que necesitaría ganar S/. 1,350/mes para vivir. Y en el
nivel D el ingreso familiar promedio es de S/. 1,030 por mes y
necesitarían S/. 1,640 para vivir.
La pregunta es, entonces, ¿por qué los salarios son tan bajos? ¿Acaso la
productividad de las empresas se ha estancado y eso “no da” para subir
los salarios? Pues no. Dice el Marco Macroeconómico 2009-2011 del MEF
(1) que la productividad aumentó de 100 a 128 del 2001 al 2007, al mismo
tiempo que bajó el Costo Laboral Unitario de 100 a 78. Y esa tendencia
se ha mantenido hasta hoy.
O sea que hay margen para el aumento de los bajos salarios (en Lima y en
el Perú) y eso no causaría inflación porque la productividad ha
aumentado.
Entonces, ¿por qué no aumentan? Una razón central es la caída de la
participación sindical y, por tanto, de la capacidad de negociación
salarial, como consecuencia de la legislación fujimorista, lo que se
mantiene hasta hoy.
En efecto, los asalariados privados han venido aumentando, pero la
cantidad de sindicalizados se ha mantenido estable, con lo cual la tasa
de sindicalización ha disminuido del ya bajo 8.5% hasta la pequeñísima
cifra de 4.5% en la actualidad (ver gráfico).
Por tanto, una de las vías de solución a los bajos salarios pasa por
fortalecer los sindicatos. Eso mismo dice Paul Krugman en EEUU, donde en
Wisconsin está en marcha una ofensiva de la derecha económica para
liquidarlos:
“Si queremos una sociedad donde la prosperidad se comparta, la educación
no es la (única) salida: tenemos que construir esa sociedad
directamente. Debemos restaurar el poder de negociación que los
sindicatos han perdido en los últimos 30 años, para que los trabajadores
así como las superestrellas tengan el poder para negociar buenos
salarios” (New York Times, 6/03/2011).
El problema, por tanto, no es la rigidez salarial de los “sobrecostos
laborales” ni “liquidar el poder de las cúpulas sindicales” como propone
la derecha económica, desde Alianza por el Gran Cambio de PPK hasta la
Alianza Fujimorista. La cosa es al revés: habrá mejores salarios cuando
haya más sindicatos.
Ver “Los ratones del salario mínimo”, www.cristaldemira.com, 16/01/2009.
www.cristaldemira.com