El 75 por ciento de la producción minera es transnacional y privada
Tres cuartas partes de la producción minera en Bolivia corresponde a empresas trasnacionales o empresarios privados nacionales. La producción estatal aún es mínima, revela la investigación “El sector minero”, realizado por marco Octavio Ribera, de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema) “Perdura el enfoque y la lógica neoliberal en la minería de Bolivia, con un carácter dominante de las empresas transnacionales, las que siguen definiendo la estructura económica minera en Bolivia, controlando precios y cadenas productivas. Este panorama es notablemente diferente al que viene ocurriendo en el sector de hidrocarburos”, dice la investigación.
En la minería, el sector privado aporta el Tesoro General de la Nación con el 75 por ciento de la exportación de minerales y el resto se dividen entre la minería cooperativa y la estatal, agrega.
Señala que la participación de las empresas privadas como San Cristóbal, Sinchi Huayra, San Bartolomé, San Vicente, inversiones de EMUSA y otras empresas mineras pequeñas, son las que realizan actualmente los aportes más importantes al Producto Interno Bruto.
“Esos aportes podrían ser mayores si los parámetros de tributación del Código Minero fueran favorables al erario nacional y no así a las empresas”, agrega.
Afirma que la explotación de los yacimientos de oro, plata, zinc, estaño, plomo, antimonio, hierro y otros no metálicos de Bolivia están en casi tres cuartas partes bajo el control de las grandes compañías extranjeras que operan, unas de forma directa y otras asociadas a las empresas locales, conformando la denominada “minería mediana”.
La otra cuarta parte de la producción minera es compartida por una decena de grandes “cooperativas” que operan bajo moldes capitalistas, junto a cientos de pequeñas cooperativas y empresas de la minería chica, además de las concesiones operadas por la COMIBOL, con Huanuni o la metalúrgica de Vinto.
BOLSAS INTERNACIONALES
Las reservas nacionales de minerales son colocadas en las bolsas internacionales como base de especulación de grandes transnacionales. Se cita como ejemplo a la india Jindal, con el hierro del Mutún, o en su momento la Apex Silver con la plata y San Cristóbal con el zinc.
Se observa también que Bolivia debería ser muy atractiva para las empresas transnacionales, si no se consideraría el elevado nivel de riesgo, dada la conflictividad social que emerge con regular facilidad.
TRANSNACIONALES
Se indica que entre las transnacionales más poderosas que operan en Bolivia están la estadounidense Coer D’alene Mins Corporation, que explota reservorios secundarios ricos de plata y bajo el proyecto San Bartolomé y la japonesa Sumitomo (asociada hasta hace poco a la norteamericana Apex Silver), que controla otro rico y mega yacimientos de plata, plomo y estaño en San Cristóbal.
Estas empresas ganan mucho dinero, dice el estudio, como lo hizo la estadounidense New Mont Mining Corporation que tenía como socio menor a la boliviana Inti Raymi. La New Mont hizo desaparecer cerros enteros como en Batu Hijau en Indonesia o en Yanacocha en Perú, Kori Kollo y La Joya en Oruro.
Se señala también que Sinchi Huayra, filial de la transnacional suiza Glencore International, del magnate petrolero suizo israelí, Marc Rich, controla grandes yacimientos de zinc, oro, plata, plomo y estaño de Oruro y Potosí, como Bolívar, Poopó, Porco, Colquiri, Totoral, San Lorenzo, Colquechaquita, la planta concentradora de minerales Don Diego y la Central Termoeléctrica de Aroifilia. En la mina San Vicente, la transnacional Panamerican Silver explota la mina de plata.
La norteamericana Franklin Mining and Mill Co. avanza en proyectos de explotación de plata y zinc de los relaves de Río Negro, Pulacayo, Potosí, mina La Escala, al igual que la estadounidense Atlas Preocious Metals que tiene a su cargo la fundición de Karachipampa y las minas Mesa de Plata e Himalaya.
Vista Gold Corporation es otra de las grandes transnacionales que hasta ahora operan con éxito en Bolivia, como es el caso Amayapampa, obteniendo el 95 por ciento del valor bruto de la producción y de las exportaciones, dejando para el
Estado exiguos porcentajes en impuestos y regalías. También ha expresado interés en explotar la otra parte del cerro Mutún que está en poder del Estado.
El año 2008 la anunciada venta de la mina Amayapampa, que pretendía consolidar la empresa Vista Gold Corporation a la empresa República Gold Limited, fue considerada ilegal por la Superintendencia de Minas de Potosí que rechazó el registro de una solicitud por derecho hereditario”. Se interpretó que la eventual transferencia de la mina no puede ser considerada como un bien parecido a un inmueble que se puede vender o heredar.
La constitución prohíbe esa figura, pero el Código Minero (Ley 1777) establece el derecho del concesionario de dejar el bien en herencia, hipotecarlo o transferirlo a un tercero.
El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), reveló que el proyecto Minero San Cristóbal, dependiente de la japonesa Sumitomo Corporation llegó a producir el 79 por ciento del plomo, el 51 por ciento del zinc y el 49 por ciento de la plata del país, representando más de la mitad (55 por ciento) del crecimiento minero del 2008.
La estatal empresa minera Huanuni, apenas representó el 7 por ciento.
Modelo de desarrollo insostenible
El modelo de desarrollo vigente en Bolivia se opone al de sostenibilidad del medio ambiente que propugna el “Vivir Bien” que difunde el Gobierno del MAS, afirma la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), en base a una investigación sobre la minería, elaborado por Marco Octavio Ribera.
“Se mantiene a lo largo de décadas el modelo de desarrollo primario exportador y extractivista, asociado a un enfoque esencialmente economicista. Este modelo y su enfoque desarrollista, van en contramano de cualquier proyección del concepto de desarrollo sostenible y del Vivir Bien que propugna el Gobierno. Implica una dicotomía incompatible”, señala.
Agrega que el modelo primario exportador es una de las plataformas fundamentales para el mantenimiento del capitalismo y la hegemonía del mundo industrializado a nivel global.
Señala que la minería resume la esencia del modelo primario exportador y por ello Bolivia se ganó la imagen de país exportador de materias primas. Uno de los riesgos de que los gobiernos latinoamericanos enfaticen su economía en el modelo extractivista y primario exportador, es la tendencia a flexibilizar los recaudos y exigencias ambientales, como también los procedimientos normativos internos de regulación fiscal, advierte Marco Octavio Ribera en su estudio.