cacao amazonicoMilciades Ruiz

Muchos tenían la esperanza que el discurso del Presidente Humala por Fiestas Patrias fuese alentador para los pequeños agricultores que constituyen el 95% de los productores agrarios incluyendo comunidades parceladas interiormente. Ellos vienen soportando aciagos efectos ambientales y de cambio climático que afectan la productividad y los ingresos pero, fueron ignorados.

 Quienes creen que Ollanta es una persona de palabra, pueden estar esperanzados a lo que diga en un discurso de ceremonia pero, por experiencia sabemos que estos discursos anuales nunca han sido confiables. Solo están dirigidos a satisfacer a los políticos influyentes. Pueden revisar los discursos de los cuatro últimos presidentes para constatarlo. La política de gobierno es siempre la misma aunque varíen los discursos. Es cuestión de mentalidad gubernativa.

Foto: Ricardo Marapí

La formación militar condiciona tanto como la religiosa y si detrás, están los tecnócratas formados en escuela económica ajena a nuestra realidad, entonces el gobierno aplica fórmulas que llevan el sello de esa escuela. Ellos tienen una visión de desarrollo distinta a la nuestra y por ello, sus estrategias de gabinete son muy extrañas a nuestro modo de ver la problemática.

Las últimas medidas económicas dadas por el gobierno para afrontar la desaceleración productiva estaban escritas desde comienzo de año en los textos de gabinete del Fondo Monetario Internacional y otros organismos de control internacional como puede comprobarse usando la Internet.

Entonces, mientras nosotros vemos al agro influenciados por la dramática situación de los agricultores ellos en cambio, ven cifras y no personas. Por eso para ellos, el programa “Mi Riego” es importante por su volumen en inversiones y lo imponen aunque los agricultores no lo hayan solicitado o estos, tengan otras prioridades. Esa es su forma de arreglar la economía. El agricultor pide atención a sus demandas pero el gobierno le dice: “Lo que tú necesitas es lo que nosotros decimos y no, lo que tu digas”.

Ellos ven en las obras de infraestructura el gasto en cemento, fierro, movimiento financiero, compra de maquinaria y equipos, logística, empleo laboral y servicios que mueven otros sectores. La suma de este conjunto les da una cifra teórica que encaja con sus cálculos de gabinete. Después de todo, el dinero sale del mismo pueblo. Entonces crece el sector construcción, comercio, industria, servicio financiero, etc, pero no, el PBI agrario.

Por lo mismo, la pequeña agricultura no es significativa para los economistas de escritorio. La infraestructura tampoco es para ella, las grandes irrigaciones tampoco sino para los grandes inversionistas como el grupo Gloria cuyo poderío se ha forjado sobre la base de esquilmar a la ganadería nacional, lo cual le permite ahora expandir sus inversiones en otros países. Este grupo tiene preferencia en las políticas de gobierno porque tiene gran capacidad de inversión que, es lo único que interesa a los tecnócratas que diseñan las políticas.

En el año internacional de la agricultura familiar, los pequeños agricultores peruanos no cuentan y en el “Año de la Promoción a la Industria Responsable y el Compromiso Climático” establecido por este gobierno para el 2014, tampoco cuentan. Lo mismo sucedió en el 2013 con el “Año de las Inversiones para el Desarrollo Rural y la Seguridad alimentaria” o la cacareada “Inclusión Social”, que son solo rótulos de un negocio fraudulento.

En conclusión, el gobierno no está interesado en resolver los problemas económicos de los pobladores de carne y hueso sino en resolver fallas en las cifras proyectadas para el PBI. Los tecnócratas no están programados para tener sensibilidad social. Son máquinas codificadas y robotizadas. Pero estos androides están creando un embalsamiento de indignación social que puede desbordar con lamentables consecuencias.

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