Por Alan Fairlie Reinoso
Los últimos incidentes con Chile, tienen a la base concepciones erróneas que se han venido aplicando en la relación bilateral en los últimos años. Veamos dos de sus principales componentes: El enfoque liberal y el de cuerdas separadas.
El enfoque liberal plantea que los mayores flujos de comercio e inversión entre dos países crean intereses económicos comunes, cuyos involucrados tendrán la influencia necesaria en la política estatal para reducir cualquier potencialidad de conflicto. Efectivamente, la literatura especializada encuentra evidencia empírica de algunos de estos casos.
Pero, hay un supuesto fundamental: que los beneficios ser repartan equitativamente entre los socios. Desde el propio enfoque liberal se plantea que cuando existen asimetrías, el resultado puede ser la creación de conflictos. Esto lo desarrollan otras teorías alternativas y con muchos casos reales que se han presentado.
En la relación con Chile hay asimetrías pronunciadas de diferente tipo: déficit acumulado aún a favor de Chile en la balanza comercial, déficit en el comercio de manufacturas, de servicios, nosotros exportamos materias primas y ellos manufacturas, y sobre todo inversiones, creándose una dependencia que buscan consolidar con el TLC bilateral .Pero, también hay otras brechas en gasto en ciencia y tecnología, indicadores sociales, gasto en armamento, etc. Es un error esperar que en esas condiciones se reduzcan las posibilidades de conflicto, más aún considerando que hay un problema de límites marítimos pendiente
El otro grave error es el de las “cuerdas separadas”.Se asume que es viable y conveniente para el país avanzar en el plano económico cediendo a las demandas sureñas, con la ilusión de una mejor disposición para la solución de los problemas pendientes. El problema es que con esas concesiones (mayor protección de inversiones, etc), que lo quieren llevar a la exportación del gas, puertos y otros sectores estratégicos, el país pierde capacidad negociadora. Cediendo en todo lo que es de su interés, no habrá ningún incentivo para solucionar el tema marítimo.
Al contrario, se toma como una señal de debilidad, y cada vez la posición expansionista es más agresiva, como los últimos incidentes lo muestran. Se debe buscar una relación armoniosa con nuestros vecinos. Eso supone superar primero los problemas pendientes, así como superar las asimetrías de la relación bilateral. El enfoque liberal y la política de “cuerdas separadas” no solucionan los problemas y más bien nos están llevando al margen de la voluntad de sus impulsores, a escenarios no deseados y muy peligrosos para el futuro de la Patria