El presente año, la desaceleración se daría en cinco sectores productivos, incidiendo en los rubros agropecuario, comercio y servicios.
Según estimaciones del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), la economía peruana registraría una desaceleración este año, pues lograría un crecimiento de 2,4%, cifra menor a lo registrado en el 2022 (2,9%).
“Ello pese a la expansión que se estima para el sector Minería e Hidrocarburos de 5,7% este año, rubro que aportó el 11,6% del PBI del 2021 y que es afectado constantemente por protestas y ola de violencia en el país”, manifestó el jefe del Iedep de la CCL, Óscar Chávez.
Explicó que la proyección para el rubro Minería e Hidrocarburos se explica por la recuperación en la producción de proyectos que entraron en operación como Quellaveco, y otros que estaban paralizados.
El economista, mencionó que la estimación de crecimiento de este año está sujeta al difícil entorno internacional y al complicado escenario local, donde el gobierno de transición deberá desarrollar una reforma política con miras a las próximas elecciones generales y, a la vez, una agenda de reactivación económica.
Añadió que, a pesar de la desaceleración económica para el 2023, el Perú se ubicaría como la cuarta economía con mayor crecimiento en la región luego de Venezuela (4,9%), Paraguay (4,2%) y Bolivia (2,8%).
Respecto al sector Pesca, con una baja participación en el PBI, este lograría un crecimiento de 9,2%, considerando que en el 2022 registró una tasa negativa de 11,5%.
Sector Agropecuario
Del mismo modo, el economista estimó que cinco sectores productivos registrarían dicha desaceleración, incidiendo en el sector primario del rubro Agropecuario (2,1%). Ello se explicaría, en parte, por los fallidos intentos de compras internacionales de fertilizantes que se extienden al presente año con cosechas de bajo rendimiento.
“Además, la agroexportación, que aporta un poco más de la quinta parte del sector, queda condicionada a la demanda externa de países que vienen priorizando el control de la inflación con altas tasas de interés que reducen la capacidad de consumo”, comentó Óscar Chávez.
Manufactura, y Construcción
En tanto, en el sector secundario, el sector Manufactura crecería 1,8%, una leve recuperación a lo alcanzado en 2022 (1,5%). En tanto, el sector Construcción avanzaría una tasa positiva, pero reducida, de 2,1%. Óscar Chávez sostuvo que estos dos sectores fueron los que tuvieron mayor rebote durante el 2021. Por ese motivo, dijo ser importante seguir manteniendo su expansión durante el 2022 y el presente año.
“Sin embargo, ambos sectores se ven parcialmente afectados por el alza en la tasa de referencia para el control de la inflación que va encareciendo el costo del crédito, y en menor medida, debido al menor desempeño mundial que afecta a parte de la manufactura no primaria, como hilados, tejidos, indumentaria y conservas de alimentos”, manifestó.
Del mismo modo, el sector Electricidad, Gas y Agua, si bien tiene un bajo aporte al PBI, su crecimiento llegaría a 3,1% impulsado por el dinamismo de la minería, pero sería una cifra menor al 3,7% alcanzado en el 2022.
Sector Comercio
En cuanto al sector terciario, el IEDEP de la CCL estima para el sector Comercio un crecimiento moderado de 2,7%, por debajo del PBI global. En ese contexto, se espera que continúe creciendo el empleo formal del sector en un promedio de 7%, al igual que el crédito de consumo a una tasa de 23%.
“Empero, el consumo, privado determinante del sector evaluado, no tendrá una performance importante (+2,8%), en una coyuntura en la que la inflación ha reducido el poder adquisitivo de las familias. A favor del sector se tienen las inversiones proyectadas para los tres próximos años por US$ 1.440 millones, las que pueden dinamizar el comercio”, señaló.
Finalmente, el sector Servicios, que aportó el 50% del PBI en el 2021, se proyecta un crecimiento del 3,1% en el 2023. Cabe señalar que la reciente crisis social en el interior del país afectó actividades como transporte, alojamiento y restaurantes, entre otras, las que estaban en plena recuperación de la crisis de la COVID-19.
“Ante ese contexto, la recuperación de este sector está condicionada a la estabilidad social que garantice la libertad de sus operaciones en las regiones del país”, anotó.