La Guerra del Salitre como lucha de razas

Escribe: César Vásquez Bazán

Benjamín Vicuña Mackenna, el racismo y la ideología supremacista chilena.

Fisonomías de los soldados de los Ejércitos Peruano y Boliviano según “El Nuevo Ferrocarril”, periódico fundado en 1879 por Benjamín Vicuña Mackenna para informar sobre la Guerra del Salitre (edición del 4 de diciembre de 1879). El texto que acompaña la ilustración explica que los ejércitos peruano y boliviano se caracterizan por incluir una variedad de razas –más valdría decir una variedad de especies– hecho que sirve para sustentar el supuesto que “el hombre desciende del mono... o del elefante”.

Visión chilena de la Guerra del Salitre como lucha de razas

Para muchos historiadores y estudiosos, la Guerra del Salitre fue una guerra imperialista de conquista territorial. Desde muchos años antes del surgimiento del conflicto, Chile había demostrado su intención de apropiarse del litoral boliviano y de Tarapacá, Tacna y Arica.

A la vez, para la oligarquía chilena de 1879, el conflicto fue expresión de la lucha de razas. Así lo admitió el destacado político, diplomático, periodista, historiador y escritor chileno Benjamín Vicuña Mackenna.

Los gobernantes chilenos suponían que la población de su país pertenecía a una raza blanca y superior que se caracterizaba por ser “activa, vigorosa e inteligente”. En cambio, Perú y Bolivia estaban conformados por individuos de piel oscura, miembros de razas inferiores. Era ésta una población “perezosa, muelle, y desmoralizada por el clima y por el ocio” en la que se confundían anarquicamente criollos, indios, negros, chinos y mestizos.

El Suplemento de El Nuevo Ferrocarril, de Santiago representó la Alianza Peruano-Boliviana mediante dos mujeres. La peruana es una zamba y la boliviana una mujer indígena. Un arriero chileno describe a las aliadas ante un grupo de encopetadas damas del país del sur, todas supuestamente de raza blanca.

El racista Vicuña Mackenna

A pesar de ser Chile una nación mayoritariamente mestiza, el prejuicio racista estuvo ampliamente difundido en ese país durante el siglo XIX. Presentaremos como pruebas diversos textos de un excelente representante de la clase política e intelectual del Mapocho. Nos referimos a Benjamín Vicuña Mackenna, quien era senador cuando estalló la Guerra del Salitre. Previamente, Vicuña había sido diputado en 1864, Intendente de Santiago en 1872, y candidato presidencial en las elecciones de 1876.

En el segundo capítulo de Historia de la Campaña de Tarapacá, sección tercera, Vicuña describió las causas de la guerra a la que definió explícitamente como expresión de la “lucha de razas”. Según Vicuña Mackenna (1880, 30), los chilenos pertenecían a una raza superior, en tanto que Perú y Bolivia estaban conformados por razas inferiores.

Amparados por este principio supremacista, las fuerzas armadas chilenas cometieron diversos crímenes de guerra repasando cholos peruanos y bolivianos heridos, fusilando prisioneros y masacrando a tanto indio montonero –guerrilleros de Cáceres– que no merecían ser considerados ni como seres humanos ni como soldados.

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Título del segundo capítulo de la Historia de la Campaña de Tarapacá, de Benjamín Vicuña Mackenna. Al tratar las causas de la Guerra del Salitre, dicho autor caracterizó el conflicto como lucha de razas.

En el escrito que citamos, Vicuña explica que la guerra con el Perú era “inevitable” –“simple cuestión de tiempo”– si se tiene en cuenta que “el trabajo de los rieles y la explotación del salitre atrajo al territorio de aquella república [el Perú], a manera de alud humano una raza activa, vigorosa e inteligente que iba a encontrarse frente a frente de otra perezosa, muelle, y desmoralizada por el clima y por el ocio”.

Encontramos en el texto de Vicuña Mackenna una formulación del concepto del “espacio vital” y de la superioridad de “la raza chilena”, similares al lema geopolítico del Destino Manifiesto en Estados Unidos y a las ideas hitlerianas sobre la superioridad de la raza aria y la necesidad de la expansión territorial de Alemania (2).

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Vicuña Mackenna (1880, 33-34) describió la Guerra del Salitre como expresión de la lucha entre la raza chilena, “activa, vigorosa e inteligente” y la raza peruana, “perezosa, muelle y desmoralizada por el clima y por el ocio”.

La “lucha de razas” mencionada por Vicuña Mackenna fue el sustrato ideológico –racista y de conquista– que justificó en las mentes de los políticos chilenos la agresión genocida contra el Perú y Bolivia en 1879. Cumplió el papel de racionalizar en la sociedad chilena la ejecución de  una guerra de conquista para capturar territorio peruano y boliviano “por la razón o la fuerza”, llevando de paso civilización a seres inferiores.

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En la “Historia de la Campaña de Lima”, páginas 965-966, Vicuña Mackenna sentenció: “El elemento cholo como todas las razas serviles y abatidas, es de suyo aleve”.

Vicuña Mackenna y sus inclinaciones frenológicas

Al igual que otras personalidades del siglo XIX, Benjamín Vicuña Mackenna defendió los postulados de la frenología, seudociencia que postulaba que era posible determinar el carácter y los rasgos de la personalidad analizando la forma del cráneo, la cabeza y las facciones del ser humano.

Fisonomías y grados de inteligencia según la frenología, corriente racista seudocientífica con la que simpatizaba Vicuña Mackenna

Para la frenología –y para Vicuña Mackenna– el tamaño relativo de la frente era una indicación del grado relativo de las facultades intelectuales del ser humano. En el extremo izquierdo de la anterior ilustración aparece un europeo de clase alta, mostrando una frente amplia expresión del más elevado nivel de inteligencia; le sigue un europeo de inteligencia promedio; al centro aparece un hombre de raza negra de inteligencia inferior; luego se presenta a un aborígen australiano y finalmente a un idiota (Odell y Odell 1899, Plate III).

En la ilustración de El Nuevo Ferrocarril que encabeza este artículo, Vicuña Mackenna describió gráficamente a los soldados peruanos y bolivianos de acuerdo a lo que él consideró su forma de cráneo, cabeza y facciones. Unos y otros son presentados como aborígenes, negros o mestizos, con apariencia de idiotas, caracterizados por marcado prognatismo y poseer frente estrecha, narices prominentes, labios inferiores sobresalientes y pelo hirsuto o ensortijado. La representación del diario refleja con exactitud el prejuicio racista que tenían la mayoría de chilenos no sólo de los soldados sino de la población en general del Perú y Bolivia.

La ideología racista y de conquista en el Chile de hoy

Es preocupante que las concepciones racistas predominantes en el Chile de 1879 sigan gozando en la actualidad de buena salud en el país del sur. Amplios sectores de esa nación –entre los que se encuentran ubicados por igual, en un polo, políticos de derecha, y, en el otro, elementos incultos de la sociedad– siguen asumiendo que el chileno pertenece a una raza superior “blanca”, en tanto que peruanos y bolivianos son “indios, cholos, negros o chinos”, a quienes puede aplicarse la calificación de “auquénidos metamorfoseados que aprendieron a hablar pero no a pensar”, frase pronunciada décadas atrás por el almirante Toribio Merino miembro de la junta militar pinochetista.

El racismo fue y es un componente esencial de la ideología de supremacía que caracteriza al país del sur. Está tan difundido que puede afirmarse que es un componente inconsciente en el pensamiento dominante en esa nación.

Notas

(1) La primera versión de este artículo fue publicada en el blog el 24 de noviembre de 2010.

(2) Sobre las relaciones entre el racismo y las ideologías supremacistas puede usted leer Supremacía estadounidense e inferioridad latinoamericana.- Religión y raza en la formación de dos ideologías complementarias.

Obras citadas

O’Dell, Stackpool E. y Geelossapuss E O’Dell. Stackpool. 1899. Phrenology: Essays and Studies. London: The London Phrenological Institution, Plate III.

Vicuña Mackenna, Benjamín. 1880. Historia de la Campaña de Tarapacá. Volumen I, páginas 33-34. Santiago de Chile: Imprenta y Litografía de Pedro Cadot.

––––––.  1881. Historia de la Campaña de Lima 1880-1881. Santiago de Chile: Rafael Jover Editor.

 

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