Pese a proclamar una y otra vez el robo del triángulo terrestre de Tacna, adyacente al punto Concordia, el enemigo chileno carente de vergüenza todavía esperaba gestos de acercamiento y ahora manifiesta su preocupación por la suspensión de reuniones bilaterales con el Perú.
En Cancillería chilena hay “preocupación por el fuerte retroceso que ha experimentado el proceso de construcción de confianzas que se estaba desarrollando con Perú por el litigio en La Haya”, según detalla por Francisco Artaza en el diario chileno La Tercera.
No obstante, no reconocen su malicia y continúan diciendo que es el Perú el que levantó la controversia, cuando es Chile el que ha falsificado mapas con el protervo propósito de apoderarse del triángulo terrestre.
“Hay una profunda desazón en Chile por el giro que ha hecho Perú en los últimos meses. Todo el esfuerzo que se hizo para generar confianzas y superar de buena manera el fallo de La Haya se está poniendo en riesgo por un tema menor”, indican fuentes de la Cancillería chilena, según dicho diario.
“En sus manos tenían informes enviados por las Fuerzas Armadas y otras instituciones estatales chilenas, dando cuenta de las actividades bilaterales que habían sido suspendidas por Perú en los últimos meses. Encuentros binacionales que sí se habían realizado en los años anteriores, en medio del juicio de La Haya por el límite marítimo, ahora eran canceladas de manera sorpresiva y sistemática por la autoridades limeñas”, señalan.
Entre el 11 y el 15 de agosto estaba prevista una reunión en Lima de los jefes de Estado Mayor de la marinas de Chile y Perú. Cinco días antes, sin embargo, el comandante en jefe de la Armada peruana, almirante Carlos Tejada, envió una nota a Chile, avisando que se suspendía la cita, sin dar una fecha alternativa.
“El 14 de agosto, apenas tres días antes de que se iniciaran en las costas chilenas los ejercicios navales de la operación Unitas Partnership, en la que participarían unidades navales de ochos países, entre ellos, Estados Unidos, Canadá, México y Colombia, y en la que se simularían labores de rescate ante un megaterremoto de 8.8 en la escala de Richter, la Armada peruana se excusó de participar. Dijeron que no habían alcanzado a conseguir la autorización del Congreso peruano para la salida de las tropas, algo extraño, pues este ejercicio estaba programado desde el año pasado”, continúan.
Otra cancelación de Lima fue a visita a Chile que iba a realizar el 20 de agosto el comandante en jefe del Ejército peruano, general Ronald Hurtado, para asistir en Chillán a la ceremonia de conmemoración del natalicio de Bernardo O’Higgins. También suspendieron la visita que tenía previsto realizar el jefe de Sanidad de la Armada peruana entre el 15 y el 17 de septiembre, y la reunión de los jefes de zonas navales fronterizas que estaba programada para el 21 y 22 de septiembre. Hace unos días, además, las autoridades castrenses peruanas llamaron por teléfono a Chile, para avisar que no vendrían los ocho oficiales peruanos que seguirían cursos de Estado Mayor en la Academia de Guerra chilena durante la última semana de septiembre, entre otras reuniones.
La preocupación principal chilena es no seguir obteniendo los privilegios surgidos de faenones desde gobiernos anteriores. De persitir Chile en su propósito el único camino decente sería el de aplicar sanciones al país ladron del sur. Chile tiene mucho que perder porque el Perú no necestia nada de Chile, que sí necesita del Perú.
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