Nora Olivé
 
Pedro Sánchez aspira a iniciar una etapa política de reconciliación con Cataluña concediendo indultos a los nueve líderes independentistas presos por el proceso separatista de 2017.
 
 

Pedro Sanchez

 

 
"No hay que esperar un momento más propicio. Este es el momento, y es desde aquí desde donde hemos de arrancar el camino para recuperar la convivencia y la normalidad", afirmó este lunes en el Teatro del Liceo de Barcelona.
 
Frente a 300 representantes de la sociedad civil catalana, el líder del Gobierno español justificó su decisión sobre los políticos y activistas catalanes condenados por el Tribunal Supremo en 2019.
 
Decidido a cumplir su compromiso de investidura de solucionar el conflicto catalán, Sánchez defendió su postura frente a los sectores de la derecha críticos con la medida: "No estoy de acuerdo con quienes sostienen que es más útil para la convivencia tenerlos más años en la cárcel".
 
"Estamos obligados a desbrozar el camino", subrayó, recordando que el indulto es una "figura necesaria en determinados momentos" y de "plena legalidad y absoluta constitucionalidad".
 
UN PERDÓN PARA LA CONCORDIA
 
El Consejo de Ministros del 22 de junio aprobará la propuesta del líder del Ejecutivo, que luego deberá firmar el rey Felipe VI, abriendo la puerta a que el Supremo ordene la salida de prisión de los condenados.
 
Cada indulto contará con un informe que destacará su utilidad pública, ya que la medida de gracia va dirigida no a sus beneficiarios sino al "conjunto de la sociedad catalana y española" a modo de "concordia", explicó Sánchez.
 
"Con este acto sacamos materialmente de la cárcel a nueve personas, pero sumamos simbólicamente a millones y millones de personas para la convivencia", argumentó el presidente.
 
Serán de carácter parcial, es decir, se conmutará parte de la pena -de entre nueve y 13 años de cárcel por delitos de sedición y malversación- impuesta a los presos, que ya cumplieron más de tres años.
 
Son el exvicepresidente catalán y líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras; los exconsejeros del Gobierno catalán Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva, Dolors Bassa y Joaquim Forn; la expresidenta del Parlamento regional, Carme Forcadell; y los líderes sociales Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.
 
Según adelantó el diario El País, el indulto será reversible, condicionado a que no vuelvan a delinquir por un tiempo, y no afectará a su inhabilitación, por lo que no podrán acceder a cargos públicos hasta que cumplan la pena.
 
PARA ALGUNOS NO ES SUFICIENTE
 
Además del firme rechazo de la derecha encabezada por el Partido Popular, Ciudadanos y Vox, los indultos se toparon con el descontento de los sectores más radicales del independentismo, que los consideran una "rendición" ante el Gobierno español.
 
"Tenemos claro que los indultos no son la solución y no pueden suponer ninguna renuncia. La cuestión es el derecho a la autodeterminación y la independencia de Cataluña y los indultos son un instrumento", manifestó el diputado del partido CUP, Xavier Pellicer, durante una protesta convocada contra Sánchez en Barcelona.
 
Desde el Gobierno de Cataluña, el presidente Pere Aragonès dio la bienvenida a los indultos que permitirán salir de prisión al líder de su partido, Esquerra Republicana, aunque precisó que no llegan a la raíz del conflicto territorial, que sigue siendo la autodeterminación.
 
"Permitir su libertad es un paso que reconocemos pero es un paso insuficiente e incompleto", afirmó tras el anuncio de Sánchez.
 
La Generalitat catalana defiende, junto a la mayor parte del independentismo, que la solución pasa por una amnistía a todos los encausados por el proceso soberanista -cifrados en más de 3.000- y un referéndum pactado con el Estado.
 
En su discurso, Sánchez mantuvo que el Gobierno de España "no espera" que los partidarios de la independencia de Cataluña "vayan a renunciar a sus ideales", pero sí que los persigan dentro de la ley.
 
El presidente español prevé reunirse este mes con su homólogo catalán para abordar la reactivación de la mesa de diálogo entre gobiernos, paralizada por la pandemia.
 
Con su decisión sobre los indultos, y los riesgos electorales de gran calado que conlleva, Sánchez lo apuesta todo para "restituir la convivencia" con Cataluña y avanzar hacia un "nuevo proyecto de país".
 
Ninguno de los indultados mostró arrepentimiento hasta la fecha, así que no hay garantías de que las escenas de otoño de 2017 no se reproduzcan en un futuro; al presidente socialista solo le cabe esperar que el tiempo le de la razón y su medida sea efectiva para desinflamar el conflicto catalán.
 
Zanjada la cuestión de los presos en España, todavía tiene un examen pendiente con los exdirigentes del Gobierno catalán huidos al extranjero, capitaneados por el expresidente Carles Puigdemont y con altavoz en el Parlamento Europeo.
 
Por esto se prevé que uno de los próximos pasos para el ansiado reencuentro con Cataluña sea la reforma del delito de sedición en el Código Penal español, que podría rebajar las penas de los políticos a su vuelta a España. 
 
 
Con información de Sputnik