Luis Rivas
 
Los buenos resultados del centro-derecha francés en las elecciones regionales abren una posibilidad para romper el duelo Macron-Le Pen en la lucha por la presidencia de país que se jugará en las urnas dentro de diez meses.
 
 
Emmanuel Macron 4 Marine Le Pen 7
 
El partido del jefe del Estado sufre una humillante derrota. El antiguo Frente Nacional fracasa en su intento de presidir alguna de las 12 regiones de la Francia continental. Pero una abstención del 65 por ciento de los electores abre muchas interrogantes sobre la extrapolación de los resultados a las elecciones presidenciales de 2022.
 
Nadie, salvo la derecha tradicional o centro-derecha considera que estas elecciones regionales son un aperitivo del duelo para instalarse en el Elíseo, pero todos coinciden en que sí crean una dinámica que puede consolidarse en solo diez meses.
 
Marine Le Pen es, sin lugar a dudas, la gran perdedora del 27 de junio. Ella misma había considerado las elecciones regionales como un primer peldaño hacia el palacio presidencial. Los sondeos, una vez más equivocados, le auguraban posibilidades especialmente en la región Provenza, Alpes, Costa Azul (PACA). Pero su candidato, Thierry Mariani, sucumbió ante el representante de la derecha tradicional, Renaud Musselier, que tenía el apoyo del presidente Macron y contó con la retirada del candidato de izquierda.
 
En ese "todos contra Le Pen", el viejo reflejo del llamado "frente republicano" del pasado, se vuelve a estrellar Le Pen. Lo que siempre se ha descrito como su techo de cristal, ahora algunos lo ven como un techo de cemento, como un límite de apoyo electoral que le impedirá sobrepasar el 50 por ciento necesario para alcanzar el Elíseo.
 
Marine Le Pen justifica los malos resultados de sus candidatos en una abstención abismal ("desafección cívica histórica"), especialmente de sus principales electores: jóvenes y clases más desfavorecidas. Es cierto, pero los críticos dentro de su partido señalan como uno de los factores de la derrota su giro hacia una moderación en el discurso que hace perder al partido su aspecto transgresor. En ese movimiento táctico por acercarse a los terrenos de la derecha moderada se cita como ejemplo negativo el hecho de haber aceptado la Europa de Schengen cuando más del 70 por ciento de los franceses están en contra de que las fronteras de su país dependan de la Unión Europea y no de sus dirigentes.
 
Marine Le Pen tiene por delante diez meses para reinventarse, una vez más; con una centroderecha que despierta de su letargo, algunos de sus tenientes le empujan a volver a una postura más combativa. El sistema de elección presidencial a dos vueltas le ofrece la posibilidad de presentar una cara más moderada en el primer turno, para volver a la radicalidad en la segunda vuelta.
 
Será la última oportunidad para Marine le Pen, que se juega su futuro político en 2022. En la cantera de "Reagrupación Nacional" aguarda su sobrina, Marion Marechal, que, por cierto, como candidata en las regionales de 2015 obtuvo muchos mejores resultados para su partido que los conseguidos en 2021.
 
MACRON, PRESIDENTE-CANDIDATO SIN PARTIDO
 
Los candidatos regionales del partido presidencial, La República En Marcha", sufren una humillación escandalosa, si se tiene en cuenta también que algunos son ministros en ejercicio que se presentaban como candidatos en estas elecciones. Como ocurriera en las municipales, el partido creado ex nihilo por el actual presidente con retales de izquierda moderada, derecha y centro, no tiene enraizamiento local y paga su origen como artificio al servicio del presidente.
 
Macron ve ahora como su previsto duelo con Le Pen, lo que le tranquilizaba por considerarse vencedor aseguro, puede desdibujarse si la centroderecha presenta un candidato de unidad. En su favor, tener las riendas del poder y la posibilidad de tomar medidas electoralistas. En su contra, acometer las reformas que vuelvan a echar a la calle a sus detractores. En su estrategia, tratar de mermar las posibilidades de la derecha tradicional será su guía, pero será más difícil con "Los Republicanos" en moderada euforia.
 
EL RETORNO DE LA "DERECHA SOCIAL"
 
La derecha tradicional francesa, la centroderecha, representada por "Los Republicanos", ha encontrado oxígeno en las urnas regionales, pero deberán superar los personalismos de sus principales cabecillas.
 
Xavier Bertrand, reelegido presidente de la región Haut de France, se postula ya como el candidato de la derecha moderada al Elíseo y así lo dijo nada más conocer su victoria. Bertrand, que representa a la "derecha social", antiliberal y gaullista, es, de momento, el mayor peligro para Macron y Le Pen, según los sondeos. Aunque abandonó "Los Republicanos", sigue contando con el apoyo de un partido que volverá a estrellarse en las urnas si no se pone de acuerdo sobre un único candidato. Bertrand ha asegurado que él se presentará sin pasar por las primarias.
 
Las elecciones regionales han puesto de manifiesto que, si para la derecha moderada el problema son las personas, para la izquierda el dilema son las diferencias ideológicas…además de las personas.
 
IZQUIERDA, ¿UNIDA?
 
El Partido Socialista conserva la presidencia de las cinco regiones que dirigía, pero ello no le sirve para ocultar su debilidad a nivel nacional. La unión de la izquierda —socialistas, ecologistas, La Francia Insumisa y el Partido Comunista— se ha concretado en algunas regiones; en otras, eran rivales. Su victoria sorpresa en la isla de La Reunión no es subrayada por ninguno de sus representantes.
 
La progresión de los verdes en las municipales y —menos— en las regionales les confortan para manifestar que debe ser su candidato el que defienda los colores de la izquierda en 2022. Pero Jean-Luc Melenchon, líder de La Francia Insumisa, no dejará pasar su última oportunidad de aspirar al Elíseo, aunque los sondeos reflejen su déficit de apoyo con respecto a los ecologistas.
 
A menos de un año de la elección del futuro presidente de Francia, las elecciones regionales habrán servido al menos para ofrecer una alternativa al duopolio Macron-Le Pen. Lo que no está claro es si ello será suficiente para interesar de nuevo a un electorado que confía cada día menos en un sistema político hiperpresidencialista y supercentralizado. Un sistema que, como se demuestra, necesita ser renovado mediante la introducción de una dosis de proporcionalidad en el sistema electoral y una mayor fuerza del legislativo frente a la "monarquía presidencial". 
 
 
Con información de Sputnik