Brasil registró más de 50.000 muertes violentas en 2020, lo que representa casi cinco por ciento más que el año anterior, según datos del Anuario Brasileño de Seguridad Pública, divulgado este jueves.
Según este informe, elaborado en base a datos oficiales de todos los estados brasileños, en 2020 hubo 50.033 muertes violentas, frente a las 47.742 de 2019, un aumento de 4,8 por ciento.
El 91,3 por ciento de las víctimas fueron del sexo masculino, el 76,2 por ciento negros y el 54,3 por ciento jóvenes.
De los 27 estados brasileños, 16 registraron aumento de muertes violentas, siendo el estado de Ceará (noreste) el que tiene peores datos, con un aumento de 76 por ciento y la mayor tasa del país, 45,2 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
Los datos del anuario también muestran que en plena pandemia, 6.416 personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad, un aumento de uno por ciento respecto a 2019 y la mayor cifra desde que el Fórum Brasileño de Seguridad Pública empezó a recopilar estos datos, en 2013.
El estado de Río de Janeiro (sureste), que suele liderar el ranking de violencia policial, fue el que tuvo un mayor descenso de este tipo de muertes: se pasó de las 1.814 víctimas fatales de 2019, a las 1.245 del año pasado.
Los especialistas lo atribuyen a una decisión del Tribunal Supremo Federal, que en junio del año pasado suspendió las operaciones policiales en favelas durante la pandemia del covid-19.
El anuario también muestra que 50 ciudades concentran más de la mitad (55 por ciento) de todas las muertes cometidas por policías en 2020.
Otro dato destacable es que Brasil dobló el número de armas en manos de civiles en apenas tres años, coincidiendo con la flexibilización de la legislación aplicada por el Gobierno que preside Jair Bolsonaro.
En 2017, según la Policía Federal, el Sistema Nacional de Armas (Sinarm) contabilizaba 637.972 registros de armas activos, mientras que al final de 2020 el número subió hasta 1.279.491, un aumento de más del 100 por ciento.
Con información de Sputnik