Un software diseñado por la empresa israelí NSO Group para vigilar a terroristas y criminales, se utilizó para espiar a activistas, reporteros y opositores de todo el mundo, se desprende de una investigación realizada por The Washington Post y otros 16 medios con colaboración de las ONG Forbidden Stories y Amnistía Internacional.
Las dos ONG pudieron acceder a una lista de más de 50.000 números de teléfono creada en 2016 para posible espionaje con el programa Pegasus. Aunque en la lista no figuran los nombres de los propietarios de esos números, los autores de la investigación lograron identificar a más de un millar de ellos.
Se trata de nacionales de más de 50 países, incluidos miembros de casas reales árabes, 65 empresarios, 85 defensores de derechos humanos, 189 reporteros y más de 600 políticos y funcionarios, entre ellos ministros, diplomáticos y militares. También hay números de algunos jefes del Estado y de Gobierno.
Entre los periodistas afectados figuran reporteros de la cadena CNN, las agencias Associated Press y Bloomberg, los diarios The Wall Street Journal, The New York Times y Le Monde, entre otros.
Casi un tercio de los números, unos 15.000, pertenece a personas de México, entre los que hay políticos, sindicalistas y reporteros. La lista también incluye números de países de Oriente Medio y de naciones europeas, como Francia o Hungría.
Según la investigación, el programa Pegasus se utilizó también para hackear y acceder a los datos de al menos 37 teléfonos pertenecientes a periodistas, activistas de derechos humanos y empresarios de distintos países. Al examinar 67 celulares que presuntamente eran blanco de hackeo, Amnistía Internacional comprobó que 23 de ellos efectivamente fueron infectados con el software espía, y 14 presentaban indicios de intento de hackeo.
También se hallaron evidencias de que el programa Pegasus se empleó para espiar a la novia del periodista Jamal Khashoggi varios días después del asesinato de este, y meses antes de su muerte hubo un ataque con el mismo programa al celular de su esposa, aunque no se pudo comprobar si ese ataque prosperó.
NSO Group dijo a los medios que no gestiona el software de espionaje que suministra a los clientes, ni tiene acceso a los datos recopilados. Al mismo tiempo, la compañía subrayó que sus tecnologías ayudaron a evitar atentados.
El año pasado, la empresa israelí ya estuvo en el ojo del huracán por una demanda de la aplicación de mensajería WhatsApp, que la acusó de aprovechar un error en su sistema para robar datos de 1.400 teléfonos.
También fue denunciada en España luego de que se descubriera que el programa Pegasus fue supuestamente utilizado por el Gobierno español para espiar al presidente del Parlamento de Cataluña, Roger Torrent.
El CEO de la compañía israelí, Shalev Hulio, dijo entonces que siempre operan bajo el control del Ministerio de Defensa de su país, y que si efectivamente hay espionajes ilegales son responsabilidad de sus clientes y no de la empresa.
Con información de Sputnik