Al menos 1.600 personas en Birmania fueron asesinadas por agentes de seguridad desde el golpe militar en febrero de 2021, según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (Acnudh).

 

refugiados rohingyas

 

"Al menos 1.600 personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad y sus afiliados y más de 12.500 personas fueron detenidas", dice el informe correspondiente publicado en el sitio web del ente.

El texto agrega que otras 440.000 personas fueron desplazadas y unos 14 millones necesitan asistencia humanitaria urgente.

Se indica que el informe se basa en entrevistas con más 150 víctimas, testigos y abogados de Birmania, así como en materiales multimedia verificados e información creíble de fuentes abiertas.

De acuerdo con la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, citada en el informe, los militares birmanos están involucrados en "sistemáticas y amplias violaciones de derechos humanos y abusos, algunos de los cuales podrían equivaler a crímenes de guerra y de lesa humanidad".

En este contexto, Bachelet llamó a la comunidad internacional a hacer todo lo posible para resolver la crisis en Birmania y responsabilizar a los culpables de los actos de violencia.

"A lo largo del tumulto y la violencia del año pasado, la voluntad del pueblo claramente no se ha roto, siguen comprometidos con ver un regreso a la democracia y a las instituciones que reflejen su voluntad y aspiraciones", enfatizó.

Aunque la mayoría de las violaciones de los DDHH registradas se cometió por los servicios de seguridad, al menos 543 personas, incluidos administradores locales, sus familias y presuntos informantes, también fueron asesinados debido a su supuesto apoyo a los militares, añade el texto.

Se precisa que el 95 de estos casos fueron reivindicados por los grupos armados opositores al golpe de Estado.

"Se necesita urgentemente una acción significativa de la comunidad internacional para evitar que aún más individuos sean privados de sus derechos, vidas y medios de subsistencia", dijo Bachelet.

El 1 de febrero de 2021, pocas horas antes de constituirse el nuevo Parlamento de Birmania, los militares dieron un golpe de Estado, decretaron el estado de emergencia y detuvieron a numerosos líderes políticos, entre ellos el presidente Win Myint y la gobernante de facto, Aung San Suu Kyi.

La asonada generó un amplio repudio internacional y una oleada de protestas en Birmania, con miles de personas desafiando la represión y protagonizando protestas callejeras y acciones de desobediencia civil para reivindicar la restauración del Gobierno civil y la liberación de los presos políticos.

 

Con información de Sputnik