Por José Carlos García Fajardo*
Un enorme malestar se extiende entre la ciudadanía española. Lo expresan varios colectivos de ciudadanos, principalmente, los relacionados con la educación y la sanidad públicas. Pero ya no pueden despreciarlos como “perro flautas” y alborotadores ruidosos, como hicieron con quienes participamos, de una u otra forma, en las concentraciones del 15-M de personas indignadas por las injusticias y contra la corrupción imperantes. Ahora, miles de catedráticos, científicos, académicos, magistrados, jueces, fiscales y abogados, profesores y maestros, personas consagradas a la salud pública, a la educación, a la atención a personas mayores y a discapacitados pueblan las calles y plazas de España.