Dietas altas en grasas pueden influir en generación de problemas prostáticos
No se debe abusar de carnes rojas, lácteos ricos en grasas, comidas picantes o muy condimentadas.
Es recomendable consumir frutas y verduras, sobre todo en personas mayores de 40 años.
El consumo de dietas altas en grasas o alimentos demasiado ricos en azúcares, así como la ingesta de bebidas alcohólicas, son factores que contribuyen a la generación de hipertrofia prostática benigna, que es el aumento en el tamaño de la próstata y cuya presencia se da en la mayoría de hombres a partir de los 40 años, advirtió Cesar Domínguez del Centro Nacional de Alimentación y Nutrición (CENAN) del Ministerio de Salud (Minsa).
Por ello, Domínguez Curi recomendó llevar una dieta balanceada sin excederse en la ingesta de alimentos como carnes rojas y lácteos ricos en grasas, comidas picantes o muy condimentadas, los cuales podrían contribuir con el aumento del riesgo; en ese sentido, pidió a aquellos que la padecen, abstenerse en su consumo.
“Una dieta equilibrada rica en verduras y frutas, es vital, ya que es imprescindible evitar el estreñimiento en pacientes que la padecen, consumiendo alimentos integrales, fuentes de fibra, que mejoran la digestión y eliminar todos los diuréticos químicos (bajo consejo médico) y los excitantes para nuestras vías urinarias como el café, el alcohol, los picantes, el exceso de carnes y los alimentos muy refinados o grasos”, aconsejó.
Indicó igualmente que se debe tomar como costumbre ingerir frutas, ensaladas y verduras (toronja, sandía, tomate, entre otros). El aceite de pescado y la linaza o germen de trigo son muy ricos en omega 3 y por tanto ayudan a controlar el colesterol, ya que este es un gran enemigo del buen funcionamiento hormonal.
Agregó que estar mucho tiempo sentado también podría contribuir a generar este riesgo debido a la presión que se ejerce sobre la zona, en especial si existe sobrepeso u obesidad. “Es necesario caminar o realizar una rutina diaria de ejercicios”, concluyó.
Síntomas
- Dificultad para comenzar a orinar.
- Presentación de la orina como un chorro débil y con interrupciones.
- Sensación de que la vejiga no se vacía a pesar de orinar constantemente.
- Despertarse durante la noche para orinar.
- Goteo al terminar de orinar.
- Disminución de la tensión en la vejiga que a su vez, causa hinchazon abdominal.