Investigadores de la Universidad Stony Brook, Nueva York, advierten que la luz de los focos ahorradores daña la piel de la misma forma en que lo hacen las lesiones por rayos ultravioleta.
Miriam Rafailovich, a cargo del estudio, explicó a la prensa que es necesario evitar estar cerca de este tipo de luz y explicó que es mejor colocar estas lámparas detrás de una cubierta de vidrio.
Tras realizar pruebas con distintos modelos de focos en el estado de Nueva York, determinaron que las emisiones de rayos ultravioleta fueron significativos cuando se trata de este tipo de focos y parecen proceder de rajaduras en las coberturas de fósforo que tienen todos los focos ahorradores.
Cuando analizaron el impacto en las células productoras de colágeno de la epidermis, que generan keratina de la luz, evidenciaron que sólo las lámparas ahorradoras dañaron la piel, frente a los focos antiguos, que no causaron impacto negativo.
Los estudiosos señalan que la clase de lesión producida en la piel por las lámparas ahorradores es del mismo tipo que en las quemaduras.
Las células expuestas a la luz de focos ahorradores mostraron un descenso en su tasa de proliferación una reducción significativa en la producción de oxígeno reactivo y una caída en su capacidad de retener colágeno.
Rafailovich precisó que las lámparas de tipo antiguo, con la misma intensidad de luz, no produjeron ningún efecto en las células de piel saludables.