Hidratarnos bien es un factor fundamental para mantener un buen estado de salud y prevenir ciertos males que durante la época de verano aumentan con facilidad.
Tomar a diario líquido regula el buen funcionamiento de las células, ayuda a mantener nuestra temperatura corporal, mejora la lubricación de las articulaciones y favorece el transporte de nutrientes, además de calmar nuestra sed.
La licenciada, Nefi Mendoza, nutricionista del Hospital SISOL de Camaná, refiere que nuestras necesidades hidratantes varían de acuerdo a cada individuo y en función de factores como la edad, sexo, metabolismo, nivel de actividad física y las condiciones ambientales. A medida que avanzamos en edad estas necesidades aumentan. “Mientras que un recién nacido tiene un porcentaje de agua aproximado al 75% de su peso, en un anciano este porcentaje baja hasta un 50% o menos”, explicó.
En ese sentido dijo, los adultos mayores y los niños son los más vulnerables a las consecuencias de la deshidratación, ya que en los primeros, su mecanismo de detección e identificación de la sed está deteriorado, mientras que en los niños este sentido aún no se ha desarrollado del todo. “Es necesario controlar que ambos ingieran la suficiente cantidad de agua a intervalos regulares de tiempo, inclusive sin sentir sed. Son el agua, las frutas y las verduras nuestras principales fuentes de hidratación”, apuntó.