Misteriosas células cerebrales llamadas microglias están empezando a revelar sus secretos gracias a una investigación realizada en el Instituto Weizmann de Ciencias.
Hasta hace poco, la mayor parte de la gloria en la investigación del cerebro provenía de investigaciones relacionadas a las neuronas. Durante más de un siglo, se ha creído que estas células eléctricamente excitables, realizan la totalidad del procesamiento de la información que vuelve al cerebro una máquina increíble.
En contraste, se pensaba que las células gliales que forman alrededor de la mitad del volumen del cerebro eran tan sólo un relleno que proporcionaba soporte y protección a las neuronas, pero que no realizaban ninguna función vital por sí solas. De hecho, el nombre “glía” proviene de la palabra griega “pegamento”, precisamente porque se consideraba que eran células poco sofisticadas. Pero en los últimos años, se ha demostrado que las células gliales en particular las pequeñas microgliales que representan alrededor de una décima parte de las células del cerebro juegan un papel crítico en el cerebro tanto sano como enfermo.
Las células microgliales que tienen forma de pulpos son células inmunitarias que llevan a cabo una vigilancia permanente, tragan restos celulares o, en el caso de infección, microbios, para proteger el cerebro de una lesión o enfermedad. Pero estas células son más que limpiadores: en los últimos años, se han encontrado que durante el desarrollo embrionario, participan en la formación de redes neuronales mediante la poda de sinapsis excesivas, los puntos de contacto que permiten a las neuronas transmitir señales.
Están, probablemente, relacionadas en el cerebro adulto con la remodelación de las sinapsis durante el aprendizaje y la memoria. Los defectos de las células microgliales se cree que contribuyen a diversas enfermedades neurológicas, entre ellas el Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica o ALS por sus siglas en inglés. Al aclarar cómo las células microgliales operan a nivel molecular, los científicos podrían ser capaces de desarrollar nuevas terapias para estos trastornos.
Hace más de una década, el Prof. Steffen Jung, del Instituto Weizmann, desarrolló un modelo de ratón transgénico que por primera vez permitió a los científicos visualizar la gran actividad de células microgliales en el cerebro vivo.
Ahora Jung ha dado un paso crucial: su laboratorio ha desarrollado un sistema para investigar las funciones de las células microgliales.
Los científicos equiparon ratones con un interruptor genético: una enzima que puede reorganizar porciones previamente marcadas del ADN. El interruptor es activado por un fármaco: cuando el ratón recibe el fármaco, la enzima lleva a cabo una manipulación genética. Por ejemplo, desactiva un gen en particular. El interruptor está diseñado de manera que, a largo plazo, afecta tan sólo a células microgliales, pero no a otras células en el cerebro o en el resto del organismo. De aclarar no sólo la función de las células microgliales, sino también las funciones de los diferentes genes que forman su mecanismo de acción.
Como se informó en la revista Nature Neuroscience, los científicos del Weizmann, en colaboración con el equipo del Prof. Marco Prinz, de la Universidad de Freiburg, Alemania, recientemente usaron este sistema para examinar el papel de un gen inflamatorio expresado en las células microgliales. Ellos encontraron que las células microgliales en animales están relacionadas con enfermedades equivalentes a la esclerosis múltiple.
Aurora, Tel Aviv, 06-04-2014
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Tecnologia/56852/
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