cerebro locoNoemi Portela Prol*

El resultado es revelador: el 100% de las personas con algún tipo de enfermedad mental quiere ser  feliz. El dato, publicado por la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES), es en realidad parte de una campaña que trata de llamar la atención de la sociedad. Las personas con trastornos mentales persiguen sus sueños, tienen metas que alcanzar y luchan por ellas pero sobre todo desean ser felices. Sin embargo, eso no depende sólo de ellos. Día a día se encuentran con un enemigo más poderoso que ellos, que los aísla del mundo y les impide formar parte de él. Una sociedad que, ante la falta de información sobre el tema, prefiere mantener distancias.

 

Según el informe Estrategias de lucha contra el estigma en salud mental, el 70% de la gente que sufre esquizofrenia no tiene empleo. En muchos casos, además, el enfermo decide ocultar su trastorno para evitar así discriminación tanto a la hora de buscar trabajo como para continuar en su puesto, situaciones por desgracia habituales. Y es que los estereotipos creados en torno a las enfermedades mentales, fruto de la falta de información o de la mala calidad de esta, se mantienen en el imaginario colectivo a pesar de las campañas que tratan de erradicarlos. La propia Feafes hizo un vídeo entrevistando a varias personas sobre sus ideas en torno a las enfermedades mentales. Los encuestados se negarían a, por ejemplo, contratar a personas con algún trastorno o que sus hijos saliesen con ellas. Uno de los entrevistadores, con trastorno bipolar, responde: “soy padre, he escrito un libro y soy bibliotecario”.

El desconocimiento sobre las distintas enfermedades mentales y sobre aquellos que las padecen juega también un papel fundamental en las relaciones del enfermo que, en muchas ocasiones, ve reducido su círculo social a su familia y a otras personas en su misma situación. Este hecho, fomenta también su aislamiento y, por tanto, dificulta su inserción.

Entre algunas de las falsas creencias existe la que los señala como agresivos e impredecibles. Sin embargo, los enfermos mentales tienen más posibilidades de sufrir algún tipo de agresión que de ser los agresores. En el hecho de ser víctimas de abusos sexuales, agresiones físicas o robos reside además otra discriminación: un 36% no denuncian porque creen que no se les tendrá en cuenta debido a su salud mental. Los medios de comunicación tienen en este tema, parte de culpa. Aunque los delitos cometidos por personas con algún trastorno mental son puntuales, el hecho de que se resalte el estado de su salud mental cuando esto sucede, crea un estereotipo que no los beneficia. “Hay personas con psicopatías que realizan actos intencionados, pero las que tienen un trastorno mental grave sufren crisis en un momento determinado, de tal forma que, cuando cometen un acto que puede ser delito es porque no han sido tratados adecuadamente”, explica Jose María Sánchez Monge, presidente de Feafes.

A pesar de la dificultad de convivir a diario con los prejuicios de los demás, el enfermo mental libra a diario una batalla todavía más difícil. La suya propia. El autoestigma nace cuando la persona asume esas creencias que la sociedad tiene en torno a su enfermedad y sufre la vergüenza que sienten sus familiares debido a los ya mencionados estereotipos. El aislamiento y la vergüenza propia aumentan y se produce un efecto aún más negativo: tratar de ocultar el trastorno que no hace sino empeorar la situación. Y es que según apunta Sánchez Monge, la atención socio-sanitaria es fundamental para conseguir un diagnóstico temprano y llevar un tratamiento médico regulado.

El miedo a lo desconocido. Los prejuicios basados en tópicos. La incesante defensa de la escasa normalidad. “Dejemos atrás esas etiquetas que nos diferencian entre normales y extraños, locos y razonables, sanos y enfermos”, piden desde Feafes. Según las estadísticas, una de cada cuatro personas sufrirá a lo largo de su vida algún tipo de enfermedad mental; temporal o permanente. Lo normal solo significa mayoría.

*Periodista, Centro de Colaboraciones Solidarias
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Twitter: @NoemiPortela