El grupo farmacéutico Sanofi fue imputado por homicidio involuntario a causa de su producto Depakine, usado para la epilepsia, después de un proceso abierto en 2016.
El tribunal judicial de París ya procesó a Sanofi por “engaño agravado” y “lesiones no intencionales” en la investigación sobre la comercialización del antiepiléptico Dépakine y ahora también fue imputado por “homicidio” el 3 de agosto.
La investigación debía establecer si había engañado sobre los riesgos inherentes al uso del producto y las precauciones que debían tomarse, puesto que la consecuencia que su uso sea peligroso para la salud humana.
El caso fue interpuesto por la Asociación para la Atención de Padres de Niños Afectados por Síndrome Anticonvulsivo (Apesac), en representación de 4 000 personas, la mitad de ellos niños enfermos, y que se basó en 14 casos de madres que recibieron Depakine durante su embarazo.
La molécula valproato de sodio, ingrediente del fármaco, se comercializa desde 1967 con la marca Depakine por Sanofi, pero también en marcas genéricas, y se prescribe a personas que padecen trastornos bipolares. Sin embargo, presenta un alto riesgo de defectos de nacimiento en el feto si lo toma una mujer embarazada.
Los jueces habían acusado en febrero de este año al grupo farmacéutico francés de “engaño agravado” y “lesiones involuntarias”. El 3 de agosto, el grupo informó a la AFP que también había sido imputado recientemente por homicidio involuntario, según informó el diario Le Monde.
En julio pasado, la justicia había reconocido la responsabilidad del Estado, de Sanofi y los médicos, sobre los daños serios del antiepiléptico Depakine, y condenó a Sanofi a pagar importantes indemnizaciones a las familias de los niños que quedaron discapacitados.