La clave son las mutaciones en un punto de acceso que el coronavirus utiliza para adherirse a las células e infectarlas.
Un modelado por computadora del receptor ACE2 en las células de 28 especies de animales terrestres ha puesto al descubierto que mínimas mutaciones en su estructura hacen que algunos animales sean menos vulnerables al contagio con el coronavirus que provoca en los humanos el COVID-19.
Este receptor fue identificado en los primeros meses de la actual pandemia como el responsable del contacto con la proteína de espiga del virus y se vio que desempeña esta función no solo en personas. Desde entonces se han publicado varios estudios de la distinta susceptibilidad a la infección de especies particulares que tienen este receptor prescrito en sus genes, incluidos los mamíferos marinos y algunos peces.
La estructura del receptor varía ligeramente pasando de una especie a otra y la biología molecular ve las mayores coincidencias entre los humanos y los simios (hasta el 99,5% para el chimpancé). El valor mínimo corresponde al pez dorado (el 72%). Sin embargo, este nuevo estudio, publicado en la revista PLOS Computational Biology el 3 de diciembre, no encuentra suficiente el porcentaje de semejanza para pronosticar la posibilidad de contagio.
A partir de los datos sobre la estructura del ACE2 en cada animal, los autores desarrollaron un modelo para explicar cómo influyen las variaciones cuando el virus intenta atacar las células. Este recurso informático permitió combinar virtualmente la espiga con el receptor de los animales y hacer predicciones por ordenador sin necesidad de infectar a ningún ser vivo.
En el análisis se descubrió que las especies no susceptibles de contraer el coronavirus tienen ciertas mutaciones en determinados fragmentos de aminoácidos del ACE2 que impiden la conexión con la proteína espiga vírica. Ese es el caso del cuy, el pollo, el ganso, la rata y el ratón, mientras que el pangolín, el tigre siberiano y animales domésticos como el caballo, la oveja y la vaca tienen varias posiciones clave en su receptor coincidentes con los humanos y también con los murciélagos.
Ante el peligro de expansión del covid-19 al mundo animal, los autores recomiendan seguir las directrices de la Organización Mundial de Sanidad Animal y hacer lo posible para reducir el contagio de los animales domésticos y salvajes.
RT, 05.12.2020
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