Por Rocío Ferrel

Mientras la Iglesia Católica peruana padece el mal de una deficiente evangelización de sus propios fieles, los cuales al estar mal preparados y sin estímulo ni guía para aprender lo que corresponde a su fe,migran a cualquier secta que los engaña, nuestros obispos no tienen nada mejor que hacer que corretear en afanes políticos y prochilenos.

luis bambaren ministros

Monseñor Bambarén protegiendo a quienes atentan contra la salud de los niños, en lugar de proteger a los menores

Así, mientras es común criticar en la prensa al cardenal Juan Luis Cipriani, otros como monseñor Luis Bambarén tienen amigos en diversos diarios, los cuales callan cuando escandaliza.

Tal es el caso de su inexplicable aparición intentando “lavar la cara” a la ministra chilena Carolina Trivelli, mantenida en el sector Inclusión por la pareja presidencial. ¿Qué tiene que ver el catolicismo con la defensa de la repartición de comida chatarra, soya transgénica o alimentos con rastros de excremento humano (coliformes fecales) a la niñez peruana? Es inexplicable, teniendo en cuenta la lucha de Bambarén contra la mafia de Susana Villarán que afecta al Puericultorio Pérez Araníbar.

Si hay daño tan grave (probado) como ese contra los niños, la Iglesia Católica nos enseña a defenderlos y no callar contra quienes perpetran estos actos y la opción preferencial por los pobres no dice en el catolicismo que hay que proteger a quienes detentan el poder y maltratan a la niñez en lugar de proteger a la infancia pobre maltratada. Además, en nuestra calidad de ciudadanos, que mantenemos a los sujetos colocados en planillas doradas, como Trivelli, tenemos el derecho y el deber de exigir un trabajo eficiente, respeto para los menores y un manejo responsable del dinero con el cual todos contribuimos.

El hecho de callar en circunstancias como esta ya es malo, pero defender a esa mafia de incapaces es demasiado. Absolutamente nada justifica la aparición de Bambarén en la conferencia de prensa que Trivelli y otros ministros dieron mintiendo sobre estos hechos, victimizándose e insultar acusando a quienes denuncian estos hechos de tener intereses políticos, como lo han sido padres de familia, organizaciones sociales y hasta la Digesa, que constató la presencia de los coliformes fecales (excremento) en los alimentos de Qali Warma. Su presencia en el grupo sólo avergüenza a los católicos.

Los prochilenos

De otro lado, miembros de la Conferencia Episcopal peruana se reúnen con sus pares chilenos en Tacna con el pretexto de trabajar para la paz y “reflexionar” ante el próximo fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Salvador Piñeiro García-Calderón, afirmó que el fallo de La Haya es un tema técnico, pero “los católicos pueden poner en práctica iniciativas que contribuyan a las buenas relaciones de mayor solidaridad y justicia”.

“El tema fronterizo es muy técnico, pero desde la Iglesia podemos aportar algo más, los que creemos en Jesús podemos superar asuntos limítrofes, porque las fronteras las han hecho los hombres, ya estamos cansados de enfrentamientos y discordias que se anidan en nuestros corazones”, manifestó con la intención de que el Perú acepte los robos territoriales que perpetra Chile..

Afirmó que estos encuentros ayudan a buscar caminos de reconciliación y de nuevas tareas para ambos países; ofrecen, además, un camino de esperanza para los pueblos que comparten mucha historia.

En el encuentro participa el traidor Fabián Novak, condecorado por Chile por publicar un libro que da la razón a Chile en su latrocinio de nuestro mar y territorio al desconocer el punto Concordia.

Como si fuese poco, monseñor Piñeiro se inmiscuyó también en un asunto netamente laboral al cuestionar a los médicos en huelga, diciendo que ello afecta a los pacientes. ¿Quién nombró a dicho obispo árbitro parcializado para defender al gobierno en su intención de mantener sueldos de explotación contra el gremio médico?

Chile es un país que ha robado territorio, saqueado, asesinado y sembrado con terroristas el Perú. En el presente nos roba mar y tierra, además de contribuir con la corrupción al buscar privilegios con la complicidad de sirvientes peruanos, como es el caso de los cielos abiertos.

La Iglesia Católica enseña que todo latrocinio es condenable. Entonces, ¿por qué los obispos peruanos no exigen a Chile dejar el pecado del robo y la corrupción y que devuelvan los territorios robados? No se puede sembrar paz ni concordia sobre la inmundicia del latrocinio y la corrupción ni sobre la indignidad del silencio y la “tolerancia” o componenda ante el robo.

El catolicismo condena el asesinato, el saqueo, el terrorismo. ¿por qué los obispos peruanos no exigen a Chile pedir perdón por ese tipo de crímenes en lugar de exaltarlos llamando héroes a los rateros y asesinos de peruanos que emprendieron su empresa de pillaje en 1879?

¿Por qué la Iglesia Católica peruana no enmienda el pecado de haber convencido a serviles peruanos para levantar en Arica usurpada una estatua llamada “El Cristo de la Concordia”, mediante la cual Cristo aparece dando su bendición a los robos y asesinatos que cometió Chile contra el Perú? Deberían pedir retirar esa estatua mientras no se enmiende el latrocinio.

La Iglesia Católica exige a sus sacerdotes enseñar la doctrina cristiana y el amor al prójimo. ¿por qué los obispos peruanos, antes de promover la tolerancia con el crimen, no exigen al clero chileno pedir perdón porque sus sacerdotes incurrieron en instigación criminal durante sus homilías, décadas antes de la guerra de rapiña de 1879, en las cuales incitaban a la población chilena a asesinar peruanos y saquear nuestro país? ¿Por qué no exigen al clero chileno no continuar con su apología del asesinato y latrocinio contra peruanos al tener en su catedral principal placas en homenaje a los cabecillas asesinos de peruanos de la guerra de pillaje?

El Vaticano ya dio varios ejemplos pidiendo perdón por errores sucedidos hace medio milenio, el clero chileno con mayor razón, siendo historia más nueva, debería pedir perdón por su instigación criminal que desembocó en la guerra de 1879.

Señores obispos, hagan examen de conciencia y decídanse a enseñar la verdadera doctrina católica. No sigan escandalizando y enseñando la doctrina del mal con su conducta.