Freddy Salazar*
Desde el gobierno y el sector empresarial se ha salido a atacar con furia toda idea de un aumento del salario mínimo, poniendo al desnudo que el modelo que se exhibe con “éxito”, se basa en salarios y condiciones de trabajo miserables que son de los más “competitivos” del mundo.
Gran alboroto se armó las últimas semanas sobre el tema del salario mínimo vital. Una crisis de gabinete que venía de atrás fue saldada aprovechando una aislada declaración del primer ministro Villanueva sobre el tema, y con ella el gobierno hizo exactamente lo que no quería: colocarlo en la agenda pública. Hasta el flamante nuevo premier, René Cornejo, tuvo que reconocer el hecho, obligando nuevamente al presidente a declarar de manera enfática que es “irresponsable seguir hablando sobre el tema”. Mientras tanto, una horda patronal ha salido al ataque contra toda idea de aumento del salario mínimo, obligando a los trabajadores y trabajadoras a reflexionar y discutir sobre el tema que los compete a nadie más que a ellos.