Mg CPCC Luis Alberto Latínez Carpio*
Los funcionarios de Osignermin son los responsables de lo ocurrido en Villa el Salvador (van 30 muertos y tiende a subir el número de fallecidos), pues dicha institución no cumplió con su función principal: supervisar y fiscalizar a las Empresas que venden, distribuyen y trasladan combustibles.
Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)
En esta oportunidad mis reflexiones describen el pegajoso, destinado y escaso proceder de hombres y mujeres de variada época, origen y actividad. En tal sentido, reitero lo manifestado con anterioridad: “Nuestros derechos terminan donde empiezan los ajenos”. Por ejemplo, evitar invadir al prójimo con interrogatorios fastidiosos, renunciar a actos impertinentes e impulsar la empatía y la tolerancia ayudará —en una dimensión más inestimable de lo imaginado— a construir una colectividad caracterizada por el respeto, los buenos modales y el entendimiento.
Mg CPCC Luis Alberto Latínez Carpio*
El Acuerdo de colaboración eficaz entre Odebrecht y la Fiscalía, ha beneficiado a la primera perjudicando al Estado peruano.
Se acerca el inicio de otra Feria del Sol en la ciudad de Mérida, en el marco del Carnaval, y aunque parezca increíble, dada la situación crítica en Venezuela, autoridades estadales y municipales pretenden celebrar por todo lo alto el evento en cuestión. Ahora bien, lo grave del caso no es la celebración como tal, sino el hecho de que han sido destinados importantes fondos públicos para la realización de espectáculos perjudiciales para la salud física y mental de los asistentes, fondos que debieron haber sido destinados para cubrir necesidades urgentes, como el suministro de alimentos subsidiados a numerosos ciudadanos de escasos recursos, algunos de los cuales ya compiten con los perros callejeros por los restos desechados en la basura. Para colmo esta “inversión” no dejará ganancias al pueblo merideño, sino a unos pocos empresarios (como los taurinos), y a ciertas autoridades estadales y municipales.
Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)
Hace un tiempo coincidí en un centro médico con una tía, quien de inmediato -apenas terminamos de saludarnos- inquirió: ¿Qué tienes? ¿Estás mal de salud? ¿Te estás haciendo chequeos? Apelando a mi ironía, no siempre bienvenida, le respondí: “Estoy realizando los exámenes prescritos por mi pediatra”. En otra circunstancia, al concluir un almuerzo familiar saqué con disimulo mis vitaminas y seguidamente fui asaltado por las interrogantes de los comensales. Se me ocurrió decir: “Son las cápsulas del día siguiente”.