La etiqueta social Vs. cotidianas inelegancias
Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)
En esta oportunidad mis reflexiones describen el pegajoso, destinado y escaso proceder de hombres y mujeres de variada época, origen y actividad. En tal sentido, reitero lo manifestado con anterioridad: “Nuestros derechos terminan donde empiezan los ajenos”. Por ejemplo, evitar invadir al prójimo con interrogatorios fastidiosos, renunciar a actos impertinentes e impulsar la empatía y la tolerancia ayudará —en una dimensión más inestimable de lo imaginado— a construir una colectividad caracterizada por el respeto, los buenos modales y el entendimiento.