Comerse el mundo
Comerse el mundo
Por Daniel Innerarity (*)
Hoy la moral parece haberse desplazado desde el dormitorio hasta el comedor. La moral ya no viene después del comer sino al mismo tiempo. Comer no es un acto privado, ética y políticamente irrelevante, sino una práctica cotidiana en la que el mundo se juega su destino en la que nos comemos el mundo. Pensemos en el hecho de que con una metáfora alimentaria (la macdonalización) solemos referirnos al malestar ante la globalización. Con nuestra decisión acerca de qué comer, decidimos también cómo queremos vivir e incluso en qué clase de mundo queremos vivir.