Uno de los aspectos más lamentables del mensaje presidencial de Fiestas Patrias fue que el mandatario se jacte de haber avanzado mucho en materia de transportes, pero lo que se ha observado es un preocupante gasto gigantesco en Lima, con la Línea 2, de miles de millones (ver Burla al Perú: entregan Línea 2 del Metro de Lima a un solo postor), y algo más en carreteras.
Para nada se mencionó la importancia de las vías férreas. Europa, los Estados Unidos, Rusia y China pudieron desarrollar gracias a este medio, seguro y barato, tanto para pasajeros como para carga. Las vías férreas tienen bajo costo de mantenimiento y soportan perfectamente los extremos climáticos en nuestro país.
Así los productores podrían colocar sus cosechas sin las ganancias desmesuradas de los intermediarios camioneros y las familias tendrían alimentos más baratos.
Además, el gobierno debería analizar el alto costo impuesto a los consumidores para mantener a la planilla dorada de la Municipalidad de Lima (no lo hará, porque son socios electorales), pues por el ingreso de cada camión al centro de Santa Anita se cobra la barbaridad de S/.200.
El hecho de que no se construya una amplia red ferroviaria satisface a Chile, país que sabotea nuestro desarrollo. Recordemos que en la guerra que incoó el ladrón del sur en 1879 proclamaba, entre otros la destrucción en el Perú de la infraestructura ferroviaria, “para que el Perú no se levante en 100 años”.
Extractivismo y ambiente
El Presidente repitió sus discursos sobre los recursos naturales y el extractivismo, pero todo sigue igual, la minería no genera valor agregado, no hay obligación de concursar para explotar los yacimientos ofreciendo industria transformadora, lo cual no sólo afecta el desarrollo, sino que incide en la falta de empleo.
Tampoco se obliga a las minas, tan favorecidas por las normas tributarias, a contratar con empresas locales y nacionales para bienes y servicios, así se margina a los empresarios peruanos, que deberían beneficiarse de la riqueza de nuestro país, no los empresarios extranjeros.
De igual manera, en la minería no se obliga a atender primero la demanda nacional minera, los industriales nacionales se ven obligados a importar a precios internacionales los metales, cuando las minas deberían vendérselos a precios preferenciales, por el ahorro en transporte.
En cuanto al gas, continuaremos con el gas más caro de América Latina en beneficio de las empresas que lo extraen y construyen el gasoducto, con el cual se espera beneficiar al enemigo chileno, no hay señal clara de cambio en el mensaje.
Ambiente
Del lado de la deficiente orientación de la actividad extractiva, las normas mantienen una actitud complaciente hacia la contaminación extractiva, tanto para las empresas constituidas como para los informales contaminantes. Sólo se realizan actos llamativos con dinamita, pero en el fondo no se combate como se debe el envenenamiento del ambiente.
Pesca
Continuará el régimen de pesca que permite que los extranjeros se lleven los peces más deliciosos y dejen la anchoveta para los cholos. En otros países, como Chile, no se permite flotas extranjeras, aquí sí, y hasta se les otorga incentivos (ver Los faenones de pesca que quitan el buen pescado a los peruanos). Se permitirá que los chilenos estén inmiscuidos en lo que se debe hacer con la pesca a través de la Universidad Cayetano Heredia, que se presta para ello, y el Imarpe, que abogaron para que la biomasa vaya a Chile y no se pesque en el Perú.
Los pesqueros sólo deberían ser peruanos y en el caso de pesca para consumo humano, deberían estar obligados a entregar un parte de la pesca a precios bajos a los mercados, para combatir a los intermediarios que ganan excesivamente y para mejorar la alimentación del peruano. Ver:
Sociedad Nacional de Pesquería: “Ahora hay menos pesca que en Chile”
