Ya cansa escuchar a diversos periodistas mermeleros y políticos aprofujimoristas, con el silencio cómplice de los izquierdistas, para avalar al gobierno en continuar con el cuento de “pobrecitos venezolanos”, “ellos nos abrieron los brazos, ahora nos toca a nosotros”, y esta situación ha traído pérdida de empleo a muchos peruanos y latrocinio para otros, en los peores casos, gente inocente ha sido asesinada por el hampa venezolana.

 

 

delincuente venezolano abatido


Estamos seguros de que ninguno de esos mermeleros cedería su puesto de trabajo para que lo brinden a un venezolano, como hacen ahora las empresas: echan a un peruano y toman tres venezolanos con ese sueldo, pero no les importa que eso suceda con otros trabajadores. A falta de control del ministerio de Trabajo, hay malos empresarios que pasan la cuota de máximo 20% de extranjeros en la planilla, para reducir costos y además recurren a trampas como contratarlos enmascarados de servicios.

No debemos nada a Venezuela

Esa premisa y lavado cerebral de que estamos en deuda con los venezolanos es sólo una historia retorcida y falsa. La verdad es que, sobre todo desde los años 1980-1985 cuando el primer gobierno aprista, con su corrupción y latrocinios destruyó la economía peruana, muchos compatriotas optaron por buscar mejor futuro en otros países, principalmente los Estados Unidos.

Nadie ayudó a los peruanos a publicitar su migración, ninguna ONG ni gobierno extranjero fue proclamando junto con ellos “pobrecitos peruanos, dales trabajo, dales albergue, dales comida”, como hacen ahora con los inmigrantes venezolanos. Cada peruano se las agenciaba para buscarse un rumbo y los Estados Unidos fueron el destino favorito, donde consiguieron empleo de todo tipo, desde trabajos sencillos como limpieza hasta otros cotizados técnicos y profesionales, como científico o autoridad.

Venezuela nunca dio fronteras abiertas a los peruanos

El caso de Venezuela es distinto. A diferencia del Perú, que abrió sus fronteras a los venezolanos como barril sin fondo, con lo cual ingresaron miles de hampones que han asesinado, robado y perpetrado otros delitos, Venezuela siempre exigió a los peruanos toda la documentación normal, nunca practicó con el Perú una política de fronteras abiertas, como no lo hizo tampoco ningún otro país. Así, hubo muchos peruanos que no pudieron ingresar a Venezuela y regresaron al Perú. Otros, incluso con documentos, tampoco lograron conseguir una residencia temporal ni permanente.

Algunos peruanos ingresaron de ilegales a Venezuela, con lo cual no tenían derecho a nada. Además, a muchos exigieron no sólo documentación sino exámenes para saber si están libres de sida, en cambio el Perú está recibiendo a miles de estos enfermos que no sólo están contagiando a peruanos incautos, y hay lo nunca antes visto en nuestro país: ¡colas interminables de enfermos de sida!, sobre todo en los hospitales Cayetano Heredia e Hipólito Unanue (antes Bravo Chico), que son una pesada carga para el presupuesto del Minsa. Hasta han hecho lo que no hacen para peruanos: abrirles turnos de día y noche, hay tantos, que no se dan abasto.

Esto nunca dicen los mermeleros y continúan con el cuento de hacer sentir a los peruanos en deuda con los venezolanos.

El peruano no llegó a Venezuela a quitar trabajo

En esos años, Venezuela carecía de suficientes trabajadores calificados, técnicos y profesionales, y, sólo porque les convenía, recibió a miles de peruanos que ocuparon plazas deseadas por Venezuela. Además, el peruano es trabajador y bien formado, a diferencia del venezolano, cuya preparación deja mucho que desear, y siempre buscan lo fácil, corren del trabajo fuerte.

De modo que los peruanos no llegaron para desplazar a los venezolanos de sus empleos, sino a ocupar puestos vacantes e incluso a crear empresa y empleo allá. Venezuela ganó mucho con los migrantes peruanos.

No como los venezolanos en el Perú, que están dejando sin trabajo a muchos peruanos, pues se ofrecen por sueldos menores para que boten de su empleo a gente nacional.

Muchos no son necesitados y quitan el empleo a los peruanos

Es cierto que en parte algunos venezolanos salieron de su país por necesidad, pero en muchos casos no es así, como hasta la propia prensa y gobierno venezolanos lo reconocen, se trata de oportunistas que están deslumbrados por conseguir dólares en el Perú, los cuales no alcanzan para mucho en nuestro país, pero que en Venezuela pueden comprar bastante, y en su avaricia no sólo llegan oportunistas, sino hampones.

El daño a los peruanos más necesitados y al mercado del empleo es serio, pues en el Perú ya teníamos déficit de empleo y más de 300 mil jóvenes que cada año están en edad laboral. Y cuando ganan algún dinero, los venezolanos no lo gastan en el Perú, sino que todo lo que pueden lo envían a su país, donde están adquiriendo propiedades a precio de remate. Esto es malo para nuestra economía.

Pésima calidad de gente

Unos venezolanos que han ingresado al Perú son ladrones, otros asesinos, prostitutas, proxenetas. Claro está no todos son delincuentes. Pero de los que no son delincuentes, es lamentable la calidad de gente que nos está llegando: maleducados, vulgares, violentos, escandalosos, juergueros, borrachos, irrespetuosos, etc. Prácticamente no hay barrio donde no haya queja por los escándalos y vulgaridad de los venezolanos.

Lo que más hay son venezolanos envidiosos de que algún peruano tenga un modo digno y exitoso de ganarse la vida: envidian su trabajo, su negocio, su ropa, su auto, hasta su pareja y buscan desplazarlos. Son muchos los casos de pequeños empresarios que tuvieron la desgraciada idea de contratar a un venezolano para “ayudarlo” y que finalmente, luego de aprender el oficio salen no sólo robando sus insumos sino abriendo un negocio igual lo más cerca posible para quitarle la cartera de clientes, o si es posible, se apropian de todo su negocio y hasta asesinan al que le dio trabajo. Por eso lo recomendable, si no consigue un trabajador peruano, es que a lo más les dé trabajo de limpieza, que no se enteren del movimiento central de su negocio porque robarán no sólo su patrimonio, sino el negocio mismo. Sólo las grandes empresas no tienen ese riesgo, por eso pérfidamente la Confiep, que agrupa a las empresas más grandes (también a las más corruptoras) avala el ingreso sin control de venezolanos, quieren mano de obra barata.

En su afán por instalarse en el Perú, los venezolanos incluso no han dudado en invadir propiedades y hasta las de la Beneficencia Pública, como es en el Callao, pese a que esas viviendas nunca se han ofrecido a peruanos sin techo.

Costumbres primitivas y salud

Como si fuese poco, han traido ritos repugnantes, como la santería, que es la brujería africana instalada en el Caribe desde tiempos de la esclavitud y es muy popular en Cuba, Venezuela y América Central. Para ello torturan y degüellan aves y practican repulsivos rituales con la sangre de estos animales, pensando que obtendrán así dinero, salud, pareja etc.

En cuanto a las venezolanas, se resisten al control de la natalidad, lo cual llevó a una periodista colombiana a su exhortación “paren de parir”. En el Perú, cuando el personal de salud les ofrece métodos anticonceptivos, ellas insultan y dicen que eso es para las “perras peruanas”. Cuando van a los hospitales o centros de salud buscan ser atendidos en forma matonesca.

¿Por qué tanto defienden a los venezolanos?

¿Se trata de la canalización de los millones de dólares destinados al “apoyo” a los venezolanos? Ninguna ONG (ni el gobierno, si algo hubiese recibido) ha rendido cuenta de lo que hace con ese dinero. ¿A cuántos merleleros de la prensa y ONG estarán manteniendo con esos millones? Como siempre, esta gente nunca dice: “estoy hablando porque me han pagado para decir esto”. Sólo hablan haciendo creer que son tontos y buenos samaritanos.

Ya es tiempo de que el ministerio de Trabajo haga su papel y que la izquierda, el aprofujimorismo y el gobierno dejen su cómoda posición y defiendan a los peruanos más necesitados, que son quienes sufren con la llegada de venezolanos.

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