Por Raúl Allain (*)
La situación de los inmigrantes venezolanos en Latinoamérica es dramática. Lo que acaba de suceder en Brasil —donde el Gobierno reabrió su frontera con Venezuela horas después de que fuera cerrada a causa de una orden judicial —, es un indicador de lo que acontecería en nuestro país.
El drama continúa y cabe la pregunta: ¿El Perú está preparado para esta masiva afluencia? Tal como planteamos la semana pasada, el Estado peruano requiere una política migratoria justa, que brinde oportunidad a los extranjeros, pero en forma equilibrada y sin restar oportunidades a los connacionales.
En el derecho internacional existe el principio de equidad: los Estados realizan acuerdos para dar un trato igualitario a sus ciudadanos en asuntos comerciales, laborales, e incluso en lo que concierne a la lucha contra el crimen organizado y narcotráfico. Por consiguiente, cuando los ciudadanos de un país emigran masivamente a otros territorios —por diversos motivos—, lo justo es que sean tratados tal como se los trata a los extranjeros que ellos reciben.
La pregunta clave aquí sigue siendo: ¿Existe reciprocidad entre Perú y Venezuela en los temas mencionados? En países como Brasil y Panamá tienen el dilema de cerrar fronteras a los venezolanos, pues sus sistemas de salud no se abastecen para atender a los migrantes en las zonas fronterizas. Del mismo modo, en Colombia el ingreso está controlado y constantemente hacen operativos para detener requisitoriados o expulsar a quienes ejercen actividades ilícitas.
Es importante señalar que a estos países no los mueve ni la xenofobia ni la venganza política, sino el afán por mantener su seguridad y orden interno.
En el Perú se percibe permisividad y falta de controles mínimos para certificar los antecedentes de quienes ingresan. No es el caso de Suiza y Suecia, donde hay diversidad de orígenes nacionales entre sus habitantes. Allá el extranjero es comprometido al respeto a las leyes. Asimismo, Canadá y Australia —donde se viene promoviendo la migración a su territorio con fines de poblamiento debido a su baja tasa de natalidad— hay una fiscalización del acceso para no generar desequilibrios. Y esto es lo que necesitamos regular en el Perú para evitar el caos.
(*) Escritor y sociólogo. Presidente de IPJ y director de Editorial Río Negro.
Expreso, 16-08-2018
Raúl Alfonso Allain Vega. Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud y director del sello independiente Río Negro.
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