¿Reconciliación o polarización?
Por Hernán de la Cruz Enciso (*)
Un golpe teatral, con la APRA y el fujimorismo como sus actores principales. Eso es lo que sucedió en el escenario político en diciembre, solamente para tratar de salvar de la cárcel a PPK, Keiko Fujimori y Alan García (involucrados en el caso Odebrecht). Este salto de malabarista, que contó con la anuencia poco disimulada de PPK y la asistencia de un bufón llamado Frente Amplio, tuvo también un segundo objetivo: preparar el terreno para que en un mediano plazo uno de los Fujimori –eso creen– caiga sentado en el sillón de Palacio de Gobierno. El indulto ilegal de Fujimori fue, en realidad, solo una cortina de humo, pues el jefe de la mafia, esté en la cárcel o esté en libertad, ha de ser enterrado para siempre (por sus crímenes) en el lodo de la Historia.