Una Babel desquiciada
Herbert Mujica Rojas
Por increíble que parezca en Perú hablamos cientos o decenas de idiomas diferentes.
Torre de Babel, Pieter Bruegel El Viejo. Viena, Google Art Project
Herbert Mujica Rojas
Por increíble que parezca en Perú hablamos cientos o decenas de idiomas diferentes.
Torre de Babel, Pieter Bruegel El Viejo. Viena, Google Art Project
Herbert Mujica Rojas
“Un país donde las fuerzas policiales y militares emplean estrategias diseñadas para el enemigo externo, contra sus propios conciudadanos y mueren 60 personas sin que exista ningún responsable político, es un país enfermo sin pronóstico ni tratamiento conocido”, sentencia con trémula voz un conocido profesional.
Raúl Allain
Me llama la atención el hecho de que hay cierta ausencia de manifestaciones artísticas de crítica social y política, pues el arte tiene también un rol para despertar la reflexión y denunciar el problema existente.
Herbert Mujica Rojas
Con traviesa solemnidad, debo decir al amable lector que no me refiero a esos roedores de cuello (algunas veces blanco) y corbata que inundan toda clase de gobiernos.
Herbert Mujica Rojas
Desde el saque el titular reta, golpea, solivianta. ¿Cómo así que superar al maestro inmortal y al espíritu levantisco cuasi conciencia rebelde, ayer y hoy, del país?
Herbert Mujica Rojas
El Estado es refugio de no pocos pillos y delincuentes y también es un botín para las bandas de cuello y corbata.
Por Raúl Allain
La pandemia por coronavirus ha introducido nuevamente el concepto de control social, mediante intrincados sistemas de vigilancia, siempre con el objetivo de buscar el bienestar de los demás. En la búsqueda de la vacuna para la COVID-19, los gobiernos vivieron el día a día entre cuarentenas, toques de queda y confinamiento domiciliario. También el Estado decidió qué empresas pueden operar, siempre bajo reglamentos y sistemas, que a la vez implican procedimientos burocráticos.
Herbert Mujica Rojas
Sin corrupción, NO funciona el Estado.
La maquinaria informe, desordenada, paquidérmica que es el Estado requiere, como el cuerpo necesita la sangre, de la emulsión estimulante de la corrupción, malas prácticas, taras envilecedoras y engrasadoras de un edificio muy alto en putrefacción.
Luego de más de diez semanas de explosión social y convulsión —es decir de múltiples movilizaciones, porque no es una sola—, los números que dan cuenta de ella son escalofriantes y de escándalo. 48 civiles y un policía muerto en las protestas, 11 civiles más que perdieron la vida en hechos vinculados al bloqueo de carreteras, más de 1300 civiles y 580 policías heridos son algunas de las cifras que dan cuenta del terror, la violencia y el autoritarismo que el gobierno de Dina Boluarte viene impulsando como única respuesta a los profundos malestares que movilizan las protestas que se han estado sucediendo desde el 7 de diciembre pasado. Aunque éstas nuevamente han disminuido como parte de los flujos y reflujos que las caracterizaron desde un primer momento, están lejos de agotarse, como lo evidencia el Reporte del 23 de febrero de la Defensoría del Pueblo, que registra 36 puntos de bloqueo en vías nacionales, en 9 provincias de Puno y Cusco, movilizaciones y concentraciones en otras 7 en Lima, Junín, Cusco y Puno, así como convocatorias contra las paralizaciones, de esas que parece que alienta como parte de su estrategia el Ejecutivo.
Herbert Mujica Rojas
El tiempo subjetivo (Ich zeit) del ratero, ladrón, caco, maleante, estafador, tiene características desarrolladas en el decurso de sus fechorías pero también es un largo proceso de burla social y perjuicio civil.