Por Raúl Allain (*)
El año 2018 llega a su fin y el Perú continúa entrampado en el círculo vicioso de la corrupción política, la violencia social y el aumento de los índices de criminalidad. En medio de todo, llegan noticias de aumento de la anemia y desnutrición, algo paradójico en un país que se vanagloria de ser el paraíso de la gastronomía.
No olvidemos que desde 1980 al 2000 sufrimos no solo una de las peores crisis económicas de su historia, sino también el problema del terrorismo, que ocasionó graves consecuencias por la violencia. El número de víctimas es dramático: 69 mil muertos según el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, de los cuales alrededor del 80% fueron ocasionados por los terroristas.
Sin embargo, con grandes esfuerzos el país logró superar la crisis económica y terrorismo, cuando a partir del año 1991 se impone una guerra frontal contra los demenciales grupos terroristas por parte de las fuerzas del orden, que terminó con la captura de los principales cabecillas.
La instauración de la economía del mercado, reemplazando la economía estatal de control de precios por una economía liberal, logró que a partir del año 2000, el Perú empiece a ser considerado uno de los países emergentes y se le calificó como “milagro peruano”.
Pero a partir de 2010 las condiciones de vida fueron estancándose y por lo tanto el descontento social ha ido en aumento: en el Perú, la mayoría no alcanza a ver los beneficios del “crecimiento”. Y en las calles se percibe un clima de desconfianza ante el Estado.
Ahora, con la masiva y desordenada migración de ciudadanos venezolanos que están copando puestos de trabajo a menores salarios, muchos perciben que el Estado está dejando de lado a los propios peruanos.
Pero en el fondo de todo ello, la ciudadanía percibe que los problemas más fuertes de la actualidad son la delincuencia y la corrupción, por encima de la pobreza, el desempleo o la inflación. Según un informe de Proética, las instituciones consideradas más corruptas por la población son el Congreso y los partidos políticos, precisamente quienes tienen las riendas del poder. Esto tiene que cambiar.
(*) Escritor y sociólogo. Presidente de IPJ y director de Editorial Río Negro.
Expreso, Lima 27-12-2018
Raúl Alfonso Allain Vega. Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud y director del sello independiente Río Negro.
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