Por Robert Fisk
Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, presentó el 9 de diciembre el informe sobre técnicas de tortura de la CIA en la guerra contra el terrorismo.
Gracias a Dios por Noam Chomsky. No por toda una vida de asaltos devastadores a nuestra hipocresía política, sino por su lingüística. Mucho antes de llegar a conocerlo, en mis tiempos de estudiante, cuando me afanaba en mi curso universitario de lingüística, el trabajo de Chomsky me alertó sobre el uso pernicioso del lenguaje. Por eso condeno de inmediato la vil semántica del Pentágono y la CIA. No sólo esa vieja frase lobuna “daño colateral”, sino el lenguaje entero de la tortura. O, como la llaman los chicos que torturan en nuestro nombre, “técnicas perfeccionadas de interrogación”.