A menos de un año de finalizado el gobierno de Ollanta Humala, ya se puede resumir que su política laboral ha sido igual o más abusiva que la de sus predecesores Fujimori, Toledo y García, como es el caso de la Ley Servir 30057, lo cual llevó a los gremios estatales a marchar en el centro de Lima a la vez que acataron una paralización de 24 horas.

 

marcha estatales

 

 

Discriminación y violación de los derechos laborales

La Ley Servir recorta los derechos de laborales consagrados por los convenios suscritos por el Perú con la Organización Internacional del Trabajo. Uno de los recortes tiene carácter muy grave e implica que los empleados sujetos a este régimen laboral no tienen derecho a realizar negociaciones colectivas con el empleador, el Estado, para mejorar sus sueldos, el cual es uno de los derechos más importantes de todo trabajador en el mundo.

 

Se discrimina a los trabajadores estales que se niegan a someterse a la Ley Servir al negarles aumentos de sueldo y pagar mayores sueldos por las mismas funciones a los advenedizos que llegan a la planilla de la Ley Servir (CAS), sean malos o buenos.

 

Quienes más gozan de la Ley Servir son una cúpula de favoritos del gobierno de turno, quienes se enquistan en el aparato estatal en cargos gerenciales y son los responsables de la ineficiencia del aparato estatal en muchas instituciones, caracterizadas por su burocracia y tramitología que impide el desarrollo.

 

Si los trabajadores antiguos renuncian a sus puestos y pasan a la Ley Servir, además echarían a la basura sus años de servicio, pues serian considerados como nuevos, lo cual es un insulto a la experiencia del trabajador.

 

Así, tenemos a muchos técnicos y profesionales destacados que son marginados con sueldos míseros, mientras los nuevos de Servir ganan más, pero son empleados descartables, en cualquier momento se les puede dar de baja.

 

La marcha

Entre otros, los trabajadores del sector salud, agrupados en la Federación Nacional Unificada de Trabajadores del Sector Salud (Fenutssa), quemaron este jueves un ataúd de cartón que representaba las políticas privatizadoras de los sucesivos gobiernos.

 

En medio de una situación de inseguridad ciudadana, para esta marcha el gobierno distrajo a un número excesivo de policías, quienes hostilizaron a los manifestantes, desperdiciando así numerosas horas hombre de las fuerzas del orden.

 

Sin duda, la política laboral humalista es otra traición a los electores y a sus socios de campaña electoral, como los diversos gremios de trabajadores que respaldaron a Humala en su candidatura y ahora son pisoteados. También será recordado por la tristemente célebre Ley Pulpín, que fue obligado a derogar por las movilizaciones masivas de jóvenes.

 

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