Un caviar, aclarado por Aldo Mariátegui

Por Rocío Ferrel

Mucho se habla de los caviares. Son personajes visibles en la política nacional, pero a veces se generaliza este término y se usa incorrectamente, aplicándolo a personas que nada tienen de caviar.

Especialmente en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), hay estudiantes o egresados con rasgos andinos que se sienten muy bien cuando se les dice caviar por el hecho de estar relacionados con una ONG o alguna agrupación. Muy equivocados están, el caviar es un racista, sólo los blancos descendientes de familias que tuvieron alguna relevancia social o económica son dignos de ser considerados en su clase (habráse visto, ¡qué tal lisura, esos cholos considerándose caviares!, dicen los caviares).

Hoy Aldo Mariátegui ha publicado una buena descripción de estos tipejos desubicados. En esencia eso es lo que significa ser caviar, sujetos que añoran los lujos que perdieron sus padres, pero aparentan preocuparse “por los pobres”, cuando en realidad sólo los quieren para darles un abrazo o tocarles la mejilla en la foto y utilizarlos para sus fines crematísticos, insertados en argollas autoproclamadas izquierdistas y de diversas ONG.

A tal punto llega su interés por el dinero, que muchos de ellos evitaron pronunciarse sobre la masacre en Palestina, pues sus ONG están financiadas por la USAID, organismo que los convierte en agentes de los Estados Unidos, que respalda la matanza, país al que tanto criticaron por su imperialismo, con lo cual muestran ser mercenarios de la palabra. Es la USAID la que financió a las ONG “feministas” que ayudaron a la dictadura fujimorista en la esterlización forzada e inhumana de indígenas, ya sea con su acción de lavado cerebral en comunidades o con su silencio. Hablan y defienden solamente aquello para lo cual reciben dinero, no hay límites éticos ni escrúpulos.

Un caso patológico es el de Susana Villarán. Basta recordar que declaró que en San Juan de Lurigancho sólo hay mujeres que van a La Molina para lavar ropa. Su apetencia por el dinero, la argolla y las consultorías ya están inmersas en el ámbito del delito, según denuncia el contralor Fuad Khoury y lo evidencian casos como el de la Caja Metropolitana de Lima y otros escándalos millonarios de las consultorías con las cuales paga, con el dinero de los limeños, favores políticos, consultorías que más sirven para echarlas al tacho, maña en la cual ya tiene experiencia desde que fue ministra de la Mujer con el gobierno de Valentín Paniagua.

Pero si hay algo que los caviares (no sólo ellos, sino muchos izquierdistas) tienen en común es el lavado cerebral al cual se sometieron en especial por los izquierdistas chilenos (lavado cerebral también ejecutado en parte de la derecha), cuya amistad aprecian tal vez más que la amistad con peruanos, para despreciar la noción de patria, todos somos “hermanos”, proclaman. Según ellos, los pobres son buenos, no importa del país que sea, y los malos son quienes están en el poder. Dicen que la guerra con Chile fue cosa de una cúpula rica y pagaron las consecuencias los pobres.

Qué mal han estudiado nuestra historia. La clase baja chilena es mucho más belicosa y desprecia más a los peruanos que sus propios ricos. Cuando Chile ya había consumado su propósito de apoderarse de Antofagasta, Tarapacá y Arica, y retornaron, "el pobre pueblo" salió a las calles enfurecido exigiendo el saqueo y asesinato en el Perú, “¡A Lima, a Lima!”, gritaban y tras apedrear instituciones del gobierno chileno obligaron a continuar la guerra hasta saquear, asesinar y causar la destrucción de la infraestructura importante de nuestro país, como rieles, la Universidad de San Marcos, la Biblioteca, ingenios azucareros, etc., porque su doctrina exigía destruir al Perú para que no se levante “en 100 años”.

“Eso es cosa del siglo XIX”, dicen los izquierdistas (pero también la Cancillería y derechistas chilenos). No. Los chilenos, pobres y ricos, continúan con sus apetencias y su armamentismo desenfrenado contra el Perú y el chileno de clase baja desprecia y agrede a los peruanos en Chile y desea mucho más el saqueo del Perú para remediar sus problemas económicos. Chile fue, es y será enemigo del Perú. No nos dejemos engañar por estos seudointelectuales y sus amigos financiados con proyectos y viajecitos a Chile.

Los caviares recibieron un bofetón de la izquierda chilena cuando Isabel Allende asumió una férrea defensa del latrocinio del triángulo de Tacna. ¿No decían que no importan la patria y las fronteras? Eso es para los ilusos peruanos que creen en la hermandad izquierdista con los chilenos. La traición de los caviares se pone de manifiesto en su silencio cómplice ante las proclamas chilenas del robo de nuestro mar, del triángulo de Tacna y ante su avance en privilegios económicos que consiguen en maniobras al amparo de corruptos peruanos traidores.

Salvo excepciones, el coeficiente intelectual de un caviar no es gran cosa, si logran notoriedad es no gracias a su talento, sino a la argolla y al haberse enquistado en medios y ONG. Entre ellos se alaban y ningunean a gente más inteligente, pero que no comparte sus ideas políticas.

Por último, la miseria ética y la moral de los caviares se ve en su descarado respaldo a Villarán, sólo por ser de su argolla, la protegen públicamente pese a las terribles denuncias de corrupción y evidencias de malos manejos que incluso la poco eficiente Contraloría se ha visto obligada a analizar. En su momento, los caviares criticaron la defensa cerrada de Martha Chávez a la dictadura fujimorista cuando se revelaban escándalos de corrupción y crimen. Los caviares no son muy diferentes de ella con su actitud. Villarán hiede, pero para los caviares el perfume de los dólares de las ONG, la argolla y sus puestos en los medios es más fuerte.

Esto escribió hoy en El Comercio Aldo Mariátegui:

Caviar para Portocarrero, por Aldo Mariátegui

"Son una argolla muy poderosa, con miembros que se apoyan mucho entre ellos y con ramificaciones locales en la academia, la prensa, la intelectualidad, las artes y los aparatos de justicia", escribe Aldo Mariátegui.

Vamos a un apurado pantallazo caviar para ilustrar a Gonzalo Portocarrero: los caviares originales en el Perú fueron un grupito de “niños bien” blancos, de la generación del 68 (aunque sus abuelos ideológicos se remontan al bustamantismo y la DC) y que se metieron a jugar a la revolución, imbuidos por la moda rebelde externa y ‘shockeados’ por la pobreza, con la que recién se encontraron al salir de sus elitistas colegios religiosos de entonces.

Así, fundan grupúsculos marxistas como Vanguardia Revolucionaria, pero que nunca perdieron su toque chic ni fueron ‘cholos’, como Patria Roja. Chicos blancos burgueses (Villarán, Dammert, Alayza, Costa, Lauer, Portocarrero, Blondet) y hasta de forzados apellidos compuestos (Diez Canseco, García Sayán, Sánchez León, De la Jara), la moda posera, la rebeldía antipaterna y la culpa cristiana los empujan hacia radicales posiciones infantiles de izquierda (de las que algunos nunca salieron, como JDC). Eso y un clasismo racistoide les impidieron subirse al carro de Velasco, como sí lo hicieron el PCP, los socialprogresistas y la DC.

La PUCP fue su incubadora y el cura Felipe Mac Gregor su partera (también varios religiosos de la Inmaculada, el Belén o el Sophianum).

Durante años anduvieron perdidos, hasta que en los 80 descubrieron que controlar la PUCP, hacer consultorías y formar ONG mantenidas por yanquis y europeos aseguraban buena vida y exposición (muchos trabajaron con el fujimorismo desde sus ONG e hicieron consultorías, hecho que ahora no quieren acordarse). Nunca populares, tuvieron su cuarto de hora político con Paniagua (por eso lo idolatran) y con Toledo, momento en que se dedicaron a perseguir a su ex empleador Fujimori y a hacer un modo de vida con los derechos humanos, con una CVR que les dio harta chamba a un costo de US$19 millones, indemnizaciones en la CIDH, etc…

Son una argolla muy poderosa, con miembros que se apoyan mucho entre ellos y con ramificaciones locales en la academia, la prensa, la intelectualidad, las artes y los aparatos de justicia, además de muy buenos contactos externos con sus pares caviares foráneos. Militantes extremos de “lo políticamente correcto”, quien discrepa con ellos es fascista, bruto y corrupto (¡lo más paradójico es que el término DBA lo inventa J.C. Tafur, una mano derecha de Calmell del Solar en el entonces montesinoide “Expreso”!). El corazón de su sistema es la PUCP, razón por la cual la defienden tanto de la Iglesia. Cuentan con aliados en los llamados fujicaviares (funcionarios fujimoristas que ahora no se acuerdan de su pasado) y en románticos jóvenes hipsters, socialconfusos mocosos bohemios e idealistas, sin idea de nada.

Su esplendor se dio con Villarán en la alcaldía limeña, donde han hecho un papel lamentable, además de pelearse con la izquierda chola y echarse en el toledismo. Sin embargo, DGS aún tiene ronca en el Ejecutivo, por el asesor nadinista ‘Coco’ Salazar, y por eso dicen que puso ciertos ministros (Roncagliolo, ‘Mocha’, Figallo, Eguiguren, Eda, Pedraza, Jiménez) y logró la candidatura a la OEA. ¿Contento, Portocarrero?

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Al 22.11.2024 Fuente SBS

Un caviar, aclarado por Aldo Mariátegui

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