José Carlos García Fajardo*
Hay toda clase posibilidades con las diversas semillas de árboles y de arbustos que hemos hecho crecer en los viveros, y si lo dudas, acércate a echarnos una mano en este jardín de Cantarranas y en la reforestación de todo espacio adecuado… disponemos de un magnífico vivero y tengo en la cabeza/corazón “algo”… como siento que lo tuve en otras ocasiones de mi vida… para los seminarios y talleres, la ONG, viajes a África, América y Medio Oriente llevando medicamentos y enviando libros, creando 10 centros de medicina preventiva en universidades subsaharianas, piscifactorías, microcréditos, hornos para evitar humos interiores y para ahorrar combustibles, agricultura entierras de y con indígenas de Paraguay, entrando en las prisiones y en hospitales, creando las viviendas compartidas entre ancianos y estudiantes, atención y compañía a los enfermos de SIDA desde los primeros momentos hace más de 25 años, acompañando a enfermos en hospitales y que no reciben visitas, a ancianos que viven completamente solos y sin salir a la calle, formando voluntarios sociales para otras ONG, creando el Centro de Colaboraciones Solidarias que desde hace casi 20 años difunde cada viernes artículos de grandes periodistas a más de 2.500 profesionales en toda América sobre justicia social, medio ambiente, vida digan, niños, ancianos, mujeres y hombres, pandemias, educación para vivir con dignidad entre otras cosas para atajar la mayor bomba de destrucción masiva, la explosión demográfica que sólo se desactivaría con educación en los afectos, en el amor y en las relaciones humanas, en la sexualidad gozosa y responsable, en una sobriedad compartida en la utilización de los bienes, y en lo que ahora me “ocupa” el medio ambiente en actividades concretas y en la experiencia vivida y compartida desde hace décadas de la meditación, de la atención plena, de la compasión y de la participación en la lucha por un mundo más justo y solidario porque esta cueva de bánksters y de depredadores no nos gusta… y en el envío a centenares de jóvenes, más de 400, para que en equipos de tres o cuatro compartieran y aprendieran de donde provenían en gran parte las riquezas que sostienen nuestros despilfarros.