Sólo en una de sus múltiples coimas, Juan Leguía Swayne, hijo y testaferro de Leguía, fue sobornado con el equivalente de 5 millones de dólares del día de hoy.

La orgía financiera en el Perú entre 1919 y 1929.

Escribe: César Vásquez Bazán

Augusto Bernardino Leguía Salcedo, dictador del Perú entre 1919 y 1930. Sus aduladores lo llamaron el “Gigante del Pacífico”, el “Viracocha de la Patria Nueva” y el “Júpiter Presidente”. Fue el principal responsable de la orgía de endeudamiento externo registrada en el Perú en las primeras décadas del siglo pasado.

Simón Bolívar firmó la norma el 18 de marzo de 1824 en la ciudad de Trujillo.

Decreto 18 de marzo de 1824

Señalando premios a los denunciantes de contrabandos.

Simón Bolívar, Libertador, Presidente de Colombia, encargado del Poder dictatorial de la República del Perú, etc.

No siendo suficientes para impedir el contrabando las penas establecidas hasta hoy y continuando el fraude en los derechos de importación y exportación por los puertos de la República, con grave detrimento de sus intereses; he venido en decretar, y decreto lo siguiente:

Escribe: César Vásquez Bazán

James Paroissien. Por encargo de San Martín, concertó en Inglaterra el primer préstamo del mercado de Londres para el Perú.

La revisión de las relaciones entre deuda externa y corrupción en el Perú comienza en el momento mismo del nacimiento de la república. En 1822 el general José de San Martín, urgido de fondos para atender gastos diversos vinculados con la guerra de independencia, creyó necesario solicitar recursos del exterior. Con este fin, envío a Inglaterra como ministros plenipotenciarios a dos conocidos aventureros de la época: Juan García del Río (1) y James Paroissien.

 

Escribe: César Vásquez Bazán

 Corruptos promotores de los dos primeros empréstitos del Perú especulaban simultáneamente con las riquezas que podrían obtener de la minería peruana.

 

Mendrugos para la nación y utilidades extraordinarias para el capital extranjero y la plutocracia nativa.

Desde el nacimiento de nuestro país como república, la explotación y aprovechamiento de los recursos de la minería fueron el objetivo central de las inversiones especulativas del capital extranjero.

La respuesta en Arica del Héroe Peruano Justo Arias y Aragüez al invasor chileno el 7 de junio de 1880.

Escribe: Nicanor Molinare (Chile)

El coronel don Justo Arias y Aragüez, ronco de gritar animando a los suyos, vive aún y defiende con denuedo sus colores, el puesto que se le ha señalado.

Bolognesi acciona las minas y éstas no funcionan.

Restos del Héroe Bolognesi son cobardemente ultrajados por los ladrones chilenos, quienes lo despojan del uniforme y distintivos militares.

Genocidas del sur masacran a peruanos siguiendo la consigna "Mueran los cholos". El testimonio del sargento peruano Dionisio Vildoso.

Escribe: César Vásquez Bazán

Crimen de guerra es narrado por el político, historiador y periodista chileno Benjamín Vicuña Mackenna.

Masacre de Arica es una mancha de sangre sobre Chile.

“No menos de setenta de aquellos desgraciados, la mayor parte pertenecientes a los batallones Iquique yTarapacá, que habían sido cortados en su ascenso al Morro por el 3.o y en seguida acorralados por elLautaro, fueron ultimados por una sola descarga en las gradas de la iglesia parroquial de Arica, que quedó así profanada como ara impura de inmolación humana, en lugar de haber sido asilo de perdón. Nunca se ha sabido a punto fijo quien hiciera consumar hecho tan inhumano y tan inútil”.

Escribe: César Vásquez Bazán

El pensamiento de Bolívar sobre la pena de muerte para funcionarios corruptos.

Borrador del Mensaje del Libertador al Soberano Congreso del Perú el 10 de febrero de 1825.

García Pérez, Del Castillo y Chang muy preocupados.

“Las rentas nacionales estaban en un desorden lastimoso. Se han aumentado y corregido algunos de sus abusos: se han puesto penas terribles contra los agentes del Tesoro que contribuyan a defraudar las rentas públicas. Yo se que las penas capitales participan de la crueldad; pero la existencia del Estado, es preferente a todo. Así no he vacilado en mostrarme severo contra los delincuentes que se alimentan de la sangre de sus conciudadanos. El Congreso sabe que la inmoralidad en esta parte era trascendental a la existencia misma de la sociedad. Por tanto, he juzgado de una necesidad vital la publicación de leyes severas”.